BANSHEE
Autor: CARLOS A. DIAZ S.
La puerta del bar se abrio estrepitosamente y todos los presentes en el lugar dirigieron la vista hacia el desconocido hombre que aferraba en sus brazos una bolsa de cuero y la apretujaba contra su pecho. dio una rapida mirada alrededor y se relajo aunque las miradas no cesaban de estudiarlo, carraspeo un poco y se dirigio hacia la barra. al ver esto, los demas se desviaron a sus actividades de esa noche y el se sento y pidio tequila.
El cantinero vio la desesperacion fingida en tranquilidad en el rostro del hombre que aparentaba unos treintaicinco años y que no dejaba de aferrar ese bolso de piel que mas bien parecia un morral de indio, tampoco dejaba de mirar el vaso de tequila; era como si buscara en el alguna respuesta de una pregunta planteada mentalmente, estaba inmerso en un tornado de pensamientos; o al menos eso le parecio al cantinero que le ofrecio otro trago y que le hombre asintio sin dejar de mirar al vacio del espacio entre el y el cantinero.
” debe de ser un chalado o algo le preocupa realmente “, pensaba el cantinero mientras servia el otro trago de vino.
El extraño lo bebio rapidamente y volvio a posar su mirada en el vaso vacio.
-¿le ocurre algo señor?-pregunto el cantinero el hombre desvio su mirada hacia la voz y se encontro con los ojos de su interlocutor escudriñando su mirada.
-¿como dijo? -contesto mientras volvia poco a poco a la atmosfera del bar. -le pregunto que si le pasa algo ya que su rostro tiene un tono muy palido y se le ve la preocupacion a leguas de distancia.
El hombre apreto su bolso y recordo el porque habia llegado ahi.
-¿cree usted en las banshees?
-perdone usted, pero ni siquierra conozco la palabra–dijo el
cantinero extrañado de la pregunta y a la vez interesado.
El desconocido toco tres veces con su dedo indice el filo del vaso
indicando que se le sirviera otro trago; se le sirvio, lo bebio de un
sorbo, hizo un gesto con su rostro al sentir el ardor en su garganta,
saco un cigarro de la bolsa interna de su saco cafe, un saco muy comun
en los maestros con parches en los codos, el cantinero, con pericia y
rapidez saco un encendedor y le prendio el cigarro y la llama con la
misma rapidez desaparecio, el hombrte dio una profunda aspirada,
contuvo el humo un momento, y liuego lo expulso de una bocanada con un
semblante mas tranquilo, miro a los ojos al cantinero y dijo:
-Las banshees son unos espiritus femeninos que en irlanda anuncian la
muerte de algun miembro de una familia, hay una banshee para cada
familia, y cada vez que se escuchan los lamentos junto con el apellido
de la familia significa que alguien morira, es como si le indicaran a
la muerte donde ir a buscar.
-Comprendo–dijo el cantinero mientras servia unos tragos a unos
hombres al otro lado de la barra -pero como usted dice, eso es en
irlanda y aqui estamos en México -eso no importa, mis padres inmigraron de irlanda y con ellos, la banshee de la familia -y que, ¿me va a decir que lo viene siguiendo a usted?
El hombre lo miro, apretro el bolso y contesto:
-me llamo Daniel O´hara, de padres irlandeses y si, me sigue a mi,
creo que mi hora ha llegado, solo que la estoy retrasando lo mas que
pueda. dijo esto mostrando el bolso de piel, como si el cantinero al
verlo supiera de que se trataba. “¡ah! tienes el bolso que retrasa la
muerte” o “¡ah!, por ahi hubieras empezado, tienes ese bolso, no hay
porque temer”. el cantinero solo miro el bolso extrañado, se acerco al
hombre llamado Daniel y pregunto:
-¿que hay en el bolso?
-La voz de la banshee -dijo en tono orgulloso, como si esperara
alguna felicitacion o al menos una palmadita en la espalda de
aprobacion -no puede indicar a la muerte a quien llevarse, tarde mucho
en lograrlo, pero aqui esta -dijo esto mostrando nuevamente el bolso.
El cantinero empezo a pensar que ese hombre estaba probablemente loco, pero hasta el momento al menos parecia inofensivo.
-¿y como lo logro? -pregunto el cantinero sirviendo otro tequila,
Daniel lo bebio y esta vez no hubo mueca
-tuve que ir hasta alaska por un frasco muy especial, un eskimal hizo
un rito y yo mismo vi como aparecia la banshee; bata de dormir
transparente, pelo oscuro y largo, tez blanca, ojos lechosos y a la vez
profundos. mientras el eskimal seguia con su rito ella me miro, estaba
molesta y justo cuando iba a decir mi apellido un vapor verde salio de
su garganta y se deposito en un frasco que llevo aqui -dijo mostrando
el bolso- aqui esta su voz y ahora me persigue.
El cantinero sirvio una cerveza al otro lado de la barra, respiro
profundamente y dijo:
-¡vaya historia amigo!, muy entretenida
-¿no me cree?! -pregunto Daniel sorprendido
-no se ofenda, calma, lo que pasa es que…,pongase en mi lugar;
¿usted me creeria?
-acerquese–dijo daniel miemtras ponia el bolso sobre la
barra–observe.
El cantinero obedecio inclinandose hacia el bolso, Daniel lo abrio y alli se encontraba un pequeño frasco del tamaño de una botella de perfume, era cristalino y su contenido era un humo verde, el tapon de corcho y era lo unico que habia en el bolso, ademas del algodon para proteger el vidrio de los golpes.
-eso es la voz de la… ¿como dijo que se llamaba? -dijo el cantinero
sin dejar de mirar la botella
-banshee; la despiste pero ahora no se donde este, quizas este cerca.
Al decir esto, una fuerte rafaga de viento tumbo la puerta y arrebato
el bolso de las manos de daniel y fue a caer debajo de una mesa; como
cosa premeditada el frasco salio rodando y topo con la barra. Daniel
fue por el, pero un borracho lo levanto primero admirando el contenido.
-¿que demonios es esto?–pregunto el borracho mientras quitaba el
tapon para oler su contenido.
-¡nooooo! -grito Daniel pero era demasiado tarde; otra pequeña
rafaga de aire silvo por la boca del frasco convirtiendolo en garganta.
-¡¡O´HARA!! ¡¡AY!! ¡¡O´HARA!! -se formo la palabra y Daniel quedo
paralizado, volteo hacia la puerta y ahi estaba la mujer en bata que le
sonreia triunfante y volvia a gritar señalandolo
-¡¡O´HARA!! ¡¡O´HARA!!
De pronto Daniel sintio un pinchazo en el pecho y solo el pudo verla;
ahi estaba la muerte, un gran manto oscuro sin rostro que en un extremo
convertido en garra apretaba el corazon del pobre irlandes que tenia la
mirada fija en la banshee y que se podia ver como poco a poco se
cristalizaban sus ojos.
El cantinero y los demas presentes solo veian a un hombre que al parecer estaba teniendo un infarto, pues lo veian que se apretaba el pecho con sus manos con muecas de dolor y la mirada perdida en el vacio.
Daniel cayo de rodillas, la muerte desaparecio, y lo ultimo que vio, fue a la banshee saliendo por la puerta repitiendo una y otra vez su apellido.
Pero la banshee y� 0��� s �d�gy�`������m۴?涵}�:�9(/��w