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    EL MENSAJE

    Autor: Dulce Peralta G

    El atardecer tenia un matiz melancólico, un azul moribundo se erguía entre los tonos púrpura, el canto de las aves marinas entonaban una vaga canción, y el mar en un tono bronceado se mecía por olas sutiles, parecía como si todo al rededor estuviera triste, e inevitablemente me contagio con su tristeza.

    Camine otra hora descalzo sobre la cálida arena, contemplando el sol que con sus últimos suspiros me acariciaba el rostro, me quede mirando fijamente al cielo, para contemplar las nubes, que posaban estáticas para mis ojos.

    Me senté para observar detenidamente aquel paisaje que se abría majestuoso ante mí, y las horas volaron, La noche se poso sobre el firmamento, una noche negra, sin estrellas y sin luna, el mar era ahora como un boquete negro, impenetrable, que de vez en vez resplandecía tenuemente por la luz del faro.

    No podía dejar de sentirme triste, ese día parecía ser de un inmenso luto, me preguntaba si el cielo tenia un lenguaje, que si tal vez descuidadamente había descifrado alguna de sus palabras y estas me avisaban sobre alguna tragedia, sé que parecía absurdo, pero así me sentía.

    La brisa suave y fría me levantaba los cabellos, y las yemas de mis dedos se sentían frías, pero sin embargo no podía abandonar la playa, algo, no sé que me mantenía ahí.

    Mi reloj ya marcaba las diez de la noche, hora a la que yo estaba acostumbrado a dormir, pero no había en mi ningún cansancio, ni una pizca de sueño, lo que en realidad era extraño pues pase casi todo el día caminando sobre la arena, y eso es capaz de tumbar a cualquiera, no tenia ganas de irme, aun no.

    El viento silbaba en mis oídos suavemente, y decidí retirarme, pero con pasos lentos, como deseando no marcharme aun, abandone la playa y cruce la acera, camine solo hasta mi casa donde de seguro mis padres ya estarían preocupados por mil faltaba mucho para llegar y sentía adoloridas las piernas, así que decidí parar un taxi, pero ninguno atendía mis señas, de nada servia hacerles señas, gritarles, parecían no mirarme, parecían no escucharme. Era vano, ninguno se detenía, me canse y preferí caminar. En el trayecto un tipo extraño se me acercó, era viejo y vestía en harapos, su rostro apergaminado y sucio fue iluminado por la luz de una lámpara y me susurro algo, no sé que fue, se alejo caminando y yo me quede estupefacto viendo como aquella figura encorvada se desvanecía ante mis ojos, me quede inmóvil preguntándome sí había sido verdad lo que había visto, pero pensé que por supuesto no tenia nada que ver con lo sobrenatural, sino con algún efecto óptico provocado por la luz y la abrupta oscuridad a la que había sido sometido con aquella lámpara, mejor olvide todo y seguí mi rumbo, aún me faltaba un largo camino.

    Las calles serpenteaban y los carros comenzaron a escasear, silbaba una vieja melodía, para hacer pasar el tiempo, pero una mujer se interpuso, una elegante mujer de vestido negro se poso justo enfrente de mí, y vi su rostro moreno, Mientras sus ojos pardos y enormes me miraban insistentemente, esto me era en realidad incomodo, y trate de esquivarla sin parecer grosero, al hacerlo ella me toco el hombro suavemente, el frió de su mano atravesó mi ropa inmediatamente, como un alfilerazo sentí una punzada de dolor, voltee a ver a la mujer tocándome el hombro, pero ahí no había nadie, retire mi mano y la mire, y horrorizado vi como esta estaba empapada en sangre, quise gritar pero ninguna voz salió de mi boca, y lo único que Mi cuerpo pudo hacer fue correr hasta el cansancio, ya eran las doce y la alarma del reloj de pulso gritaba incesantemente a tono con el dolor que sentía en el hombro.

    el cansancio me venció, no podía correr mas y me detuve en una esquina, mirando a todas partes como un conejo asustado, pensando que esa misteriosa mujer me había perseguido, pero no había rastros de ella, me calme un poco, y no sé de donde un niño salió y se me acerco, era un pequeño de unos 9 años, Rubio de ojos negros, se acerco lentamente a mí, con la llegada de aquel niño me sentí un poco mas seguro, abrió su pequeña boca y en vez de escuchar una voz débil y delgada, salió de ella una voz impropia a la de un niño, era una voz decrepita, ronca, como de un anciano, me sentí desmayar, sin embargo ahí estaba yo inmóvil viendo a esa criatura, escuchándola decirme algo acerca de que tenia que volver rápido a casa, no lo pensé dos veces salí despavorido de ahí hasta que llegue a casa, subí las escaleras del edificio multifamiliar, e introduje las llaves en la puerta, entré silenciosamente, a pesar de que casi llegaba gritando por el miedo, me abstuve por mis padres, por mi abuelo y por Mi hermana que tiene que ir a la escuela temprano.

    Entre en mi habitación, me introduje entre mis sabanas, y caí rendido.

    Me despertaron unos golpes en la puerta que me hacían retumbar las sienes, me levante y me percate de que mi cuarto estaba en un perfecto desorden, me dolía el hombro, y recordé lo sucedido la noche anterior, la puerta parecía que en cualquier momento se vendría abajo, grite que por que tanto alboroto y unas voces que no eran de mi familia me gritaban que saliera, que estaba arrestado, que tumbarían la puerta si no abría, pensé que era una broma, aunque no me hacia gracia, abrí la puerta y sobre mi se abalanzaron varios uniformados me golpearon con una macana en la nuca, me esposaron. Balbuceaban algo acerca de un asesinato, qué me las vería en la cárcel; no podía creerlo. Las paredes estaban salpicadas de sangre, en una se veía una pequeña marca de mano, sabía que era de mi hermana, sentía una tristeza terrible, estaba desconcertado, a cada paso que daba pisaba algún charco de sangre, veía los muebles hechos trizas, los cuadros y jarrones de mi madre hechos añicos, decían que yo los havia matado, pero no es cierto, no es cierto, yo no estaba ahí, yo no fui, seria incapaz, amaba a mi familia… dicen que estoy loco, que soy un asesino. Yo no los mate.

    18/06/00

    Diario local

    Joven de 16 años asesina a su familia, dice ser inocente.

    Un joven de 16 años asesino brutalmente a su familia ayer, los hechos se suscitaron entre las 10 y las 12 de la noche.

    Las autoridades aun no saben que le llevo a cometer este espantoso crimen.

    A las 6 de la mañana de hoy los vecinos se quejaron con las autoridades de gritos en la casa vecina que no los dejo dormir, varios agentes de la policía local se dirigieron a la casa de la familia salas, al llamar a la puerta notaron que esta se encontraba abierta, uno de los agentes se asomo para ver si alguien le respondía topándose con un espantoso cuadro, pues las paredes y el piso estaban salpicadas en sangre, se introdujeron y fue donde encontraron el cuerpo sin vida del cabeza de familia que identificaron posteriormente como Alfredo salas valle de 46 años que había sufrido múltiples heridas por arma blanca, provocándole la muerte por desangramiento, en el mismo estado encontraron a Martha salcedo robles de 38 años, la madre del joven, que despiadadamente fue asesinada por Su propio hijo, sobre uno de los sillones se encontraba el cuerpo de Martha salas salcedo la pequeña hija de tan solo 9 años que fue degollada hasta el punto de la decapitación, mas adelante encontraron el cuerpo del que seria abuelo del asesino, Alfredo salas Méndez que contaba con 78 años,con heridas múltiples provocadas por arma blanca.

    al parecer el padre trato de defenderse ante el ataque, pues el acusado presento una herida profunda en el hombro derecho, Pero el joven Alberto salas salcedo lo apuñalo repetidas veces hasta quitarle la vida.

    Alberto salas dice ser inocente pero las pruebas lo contrarían, será puesto a disposición del juzgado que le dictara la sentencia Correspondiente.

    Fin.

    Publicación May 15, 2022
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