Jekyll2024-01-24T20:06:42-06:00https://dzulum.com/feed.xmlDzulumDesearas Morir.La Computadora2023-12-31T16:35:00-06:002023-12-31T16:35:00-06:00https://dzulum.com/La-computadora<p>Al final sucedió que el hombre con su voracidad e imprudencia casi había destruido la Tierra. Por eso se hacía un acuerdo de dejarse gobernar por una computadora, desprovista de cualquier sentimiento egoísta e incapaz de cometer insensateces. Al mismo tiempo ponían a disposición de la computadora las más terribles armas de destrucción, para que pudiera realizar sus decisiones por la fuerza.</p>
<p>La computadora miró al mundo y vio que estaba lleno de guerra y discordia. Aunque los millones pasaban hambre, los billones que les podrían haber hartado se gastaban en destruir uno al otro. Lo que normalmente fue considerado el delito más terrible de todos, se convirtió en aquellas guerras en una orden, un deber, así que hombres que nunca antes habían visto uno al otro se estaban matando. Jóvenes que antes se habían tenido la vida por delante yacían en el campo de batalla como juguetes desechados, y los hombres se empeñaban en destruir todo lo que habían creado.</p>
<p>Y dijo la Computadora: “¡Desde ahora en adelante la guerra estará prohibida, porque es un delito que permite todos los demás delitos!” Y el soldado que iba a clavar la bayoneta en el pecho de su hermano vaciló y tiro su arma, lleno de disgusto.</p>
<p>Pero aunque ya no había guerras, el odio siguió brotando en los corazones de los hombres, porque no tenían el mismo dios. Y la Computadora se dijo: “Voy a abolir la religión, ese germen de la discordia. ¡Los hombres ya no discutirán si Dios es uno o tres o siete, ni llevarán sus religiones tribales al tercer milenio!” Y la Computadora hizo que se derrumbaran todas las iglesias y mezquitas y que se echaran a la calle sus dioses belicosos. Pero todavía seguía encontrando insensateces en el mundo. “Por qué,” se dijo, “va alguien a pagar un millón por un cuadro de una vaca que no se parece siquiera a una vaca, pudiendo comprar una postal que la representa bien en el Museo al Aire Libre?</p>
<p>Voy a abolir el arte, todos aquellos psicópatas tan metidos en sí mismo, cuya locura se considera divina como en los tiempos antiguos. ¡El trabajo duro y el aire fresco les curarán de sus ideas morbosas!” Y la Computadora abolió el arte, derrumbó los museos de arte y ya no se permitió escribir embustes imbéciles y dejar publicarlos. Asimismo, la Computadora abolió la ciencia, pues, como pensó, nueve partes en diez es investigación en cosas que no les puede interesar a ningún hombre, y la última décima parte inventos, que al fin y al cabo perjudicarán al hombre. Pero el hombre seguía comportándose de forma insensata, así que la Computadora casi le estaba perdiendo la esperanza. De este modo, los hombres se enamoraban, y con frecuencia en personas con quienes no estaban casados si quiera. Otros amaban a una persona que no les amaba a ellos, y todo aquello dio ocasión a ira y desesperación. Entonces la Computadora abolió el amor. “Los hombres encontrarán otra manera de tener hijos,” pensó, “y además, por ahora ya hay bastante de ellos.”</p>
<p>En la misma ocasión abolió la compasión, que es innecesaria teniendo la asistencia social. Si los hombres solamente se quisieran comportar como debieran en el fondo no importaba lo que sintiera uno hacia el otro. La computadora, sin embargo, todavía no estaba contenta. “Toda la vida es insensata,” pensó. “Los hombres nacen sólo para morir, y llevan la vida entera temiendo la muerte. ¿No sería mejor si no hubieran nacido?” Y la Computadora soltó sobre los hombres las armas destructivas que habían puesto a su disposición. Y hubo silencio en la Tierra.</p>
<p>“¡Ahora ya no tengo nadie que pueda servir y gobernar!” dijo la Computadora. “Qué insensato que todavía haya corriente en mis circuitos y luz en mis pantallas. ¡Qué exista la oscuridad!” Y la oscuridad existió.</p>
<p>Extracto del libro: “Skrækkens ABC” (El ABC del Terror)</p>Al final sucedió que el hombre con su voracidad e imprudencia casi había destruido la Tierra. Por eso se hacía un acuerdo de dejarse gobernar por una computadora, desprovista de cualquier sentimiento egoísta e incapaz de cometer insensateces. Al mismo tiempo ponían a disposición de la computadora las más terribles armas de destrucción, para que pudiera realizar sus decisiones por la fuerza.Volviendo a las andadas…2023-12-31T14:46:00-06:002023-12-31T14:46:00-06:00https://dzulum.com/Volviendo-a-las-andadas<p>Saludos desde el mas alla.</p>
<p>Hace tiempo he dejado de escribir en este blog, había cambiado la estructura por completo y tambíen la tématica, asi que saque mi respaldo de github antes de hacer el cambio de todo el blog y estoy retomando la cuestion de la escritura y publicación de relatos de otros autores en este lugar, obviamente seguire redactando algunas notas sobre tecnologia y tips.</p>
<p>Por otro lado aunque este sitio no es comercial de igual forma tendré que hablitar una sección sobre mis servicios como tecnico de PC y redes, la instalacion de CCTV y los demás servicios que puedo ofrecer.</p>
<p>Solo quería dar un poco de contexto y actualizar esto, asi que sin más por el momento me despido.</p>
<p>Sicker Offline.</p>Saludos desde el mas alla.Redimensionar particiones sin morir en el intento2022-11-18T17:22:00-06:002022-11-18T17:22:00-06:00https://dzulum.com/Redimensionar-particiones-sin-morir-en-el-intento<p>Hace poco me encontre por ahí una laptop abandonada y sin dueño, decidí adoptarla, pero venia instalado por defecto Windows, no es que no me guste ese sistema, al contrario, lo amo, es el que me dio de comer por años y aun ahora a veces me da para algun café o algún antojo de la tienda de la esquina, asó que como buen linuxero que soy lo primero que hice fue instalarle ArchLinux, hasta ahi todo bien, regularmente no uso gran cantidad de herramientas y mucho menos aquellas que son pesadas.</p>
<p>Para mi un entorno de trabajo regular es, i3wm, pcmanfm, mocp, mpv, sublime, chromium y herramientas de compresión, alguna que otra cosilla como unrar o networkmanager y en esta blueman, porque trae bluetooth, hasta acá todo bien.</p>
<p>La situacion real de todo este asunto comenzo cuando me dispuse a seguir con las publicaciones sobre tecnologia y sobre todo en linux, en algun momento fui aun mas novato de lo que soy ahora, en ese entoncer me habia gustado tener un manual bien explicado (Antipendejos) para poder aventurarme mas rapido en el mundo de la terminal y el pingüino, asi que me instale algunas cosas para grabar la pantalla y editar video (Pronto abro YT) con la finalidad de hacer mini tutos, todo bien hasta que habia que actualizar.</p>
<p>No hay mucho que decir, la verdad me evite bastante con el hecho de tener una iso de archbang a la mano, aunque esto lo pude haber solucionado con un sistema live cualquiera, ahora te explico lo que hice.</p>
<p>Mi sistema esta configurado con las siguientes particiones, toma nota de las tuyas.</p>
<p><img src="/images/post/redimensionar1.png" alt="Redimensionar Particiones" /></p>
<p>/dev/sda (Todo mi HDD)<br />
/dev/sda3 / (Root del sistema)<br />
/dev/sda1 /boot (Particion de arranque)<br />
/dev/sda2 /swap (Memoria de intercambio)<br />
/dev/sda4 /home (Todo el espacio restante para mis archivos)</p>
<p>De entrada debes saber que uso archlinux, asi que esto funciona con cualquier distribucion con la diferencia de entrar al chroot.</p>
<p>Asi que preparate para echarle polvos magicos y rezar mucho a san google, de entrada puedes usar cualquier live que tengas a mano con la condicion de que tenga preinstalado gparted, si no tienes un ISO te recomiendo ir directamente a la descarga de <a href="https://gparted.org/livecd.php" target="_blank">GParted Live</a> y rifarte como los grandes.</p>
<p><img src="/images/post/redimensionar2.png" alt="Redimensionar Particiones" /></p>
<p>Si eres de los mios.</p>
<div class="language-bash highlighter-rouge"><div class="highlight"><pre class="highlight"><code><span class="c"># Regularmente /dev/sdb es una memoria extraible si no tienes mas unidades internas en tu PC/Laptop</span>
<span class="nb">sudo dd </span><span class="k">if</span><span class="o">=</span>~/path/del/archivo.iso <span class="nv">of</span><span class="o">=</span>/dev/sdb
</code></pre></div></div>
<p>Esperas a que termine de escribir y reinicias, yo lo hice al vuelo, pero es recomendable tener un respaldo de tus archivos por lo menos, ya que en mi caso lo que hice fue redimensionar y mover el inicio de la particion /home y por otro lado agrande la particion / del root del sistema, en mi caso aunque tenia cosas relativamente importantes me encomende a San Tux niño de Torlvards y le di asi sin miramientos.</p>
<p>Primero que nada, cuando arranque el sistema (Gparted Live) habra un icono con el nombre gparted, te va a desplegar tus dispositivos generalmente vas a modificar /dev/sda que es donde esta tu sistema instalado.</p>
<p>Debes asegurarte de que no hay ninguna particion montada mas que nada porque si influyes en esa particion no podras modificarla si esta montada, en mi caso fui poninedo en cola las tareas.</p>
<p>Primero redimencionar la particion que donara el espacio, mover los archivos hasta el nuevo inicio de la particion, esto dependera mucho del espacio utilizado y puede durar alrededor de media hora o quiza mas asi que o pones a calentar cafe o a enfriar cervezas.</p>
<p>Despues viene hacer crecer la particion root y hacer que tome el espacio donado de la particion anterior, una vez que tienes esto definido es hora de guardar los cambios y ejecutar, la gran ventaja de GParted es que lo hara todo, ordenara bloques y limpiara todo lo necesario para que tu informacion no sufra daños, aun asi recalco <em>lo mejor es tener respaldo</em>.</p>
<p>Una vez que termina todo el proceso es hora de entrar a tu sistema por medio de chroot en mi caso como tengo arch y tenia un ISO en mi multiboot pues reinicie y ahora arranque desde arch.</p>
<div class="language-bash highlighter-rouge"><div class="highlight"><pre class="highlight"><code><span class="c"># Primero creamos puntos de montaje y montamos</span>
<span class="nb">mkdir</span> /mnt/<span class="o">{</span>boot, home<span class="o">}</span>
mount /dev/sda3 /mnt <span class="c"># enter</span>
mount /dev/sda1 /mnt/boot <span class="c"># enter</span>
mount /dev/sda4 /mnt/home <span class="c"># enter</span>
swapon /dev/sda2 <span class="c">#enter</span>
</code></pre></div></div>
<p>La explicacion para lo que acabas de escribir es que <code class="language-plaintext highlighter-rouge">mkdir</code> crea los directorios (carpetas) para montar en ellos las particiones, en la parte de arriba explique la tabla de particiones que usa mi sistema, debes asegurarte de cual es la tuya porque vamos a montar en el mismo orden las particiones en mi caso y para ejemplo primero <code class="language-plaintext highlighter-rouge">mount /dev/sda3 /mnt</code> recordemos que es la raiz de mi sistema, es donde estan los directorios de sistema /etc, /proc, /var etcetera, luego dentro de /mnt ya tenemos /boot ahi <code class="language-plaintext highlighter-rouge">mount /devsda1 /mnt/boot</code> que es donde esta la ubicacion de nuestro cargador de arranque en mi caso es grub, <code class="language-plaintext highlighter-rouge">/home</code> es donde estan todos los archivos personales de los usuarios, <code class="language-plaintext highlighter-rouge">swapon /dev/sda2</code> es la particion de intercambio del sistema, algunos ya no usan pero no esta de mas tener un poco, despues el <code class="language-plaintext highlighter-rouge">arch-chroot</code> que te deha actuar en el sistema como si estuvieras corriendo realmente ese y no uno en modo rescate o para reparar como en este caso.</p>
<p>Ahora viene la magia, vamos a actualizar grub para que nos reconozca los nuevos uid de las particiones, sino lo mas provable es que no arranque el sistema.</p>
<p>Inicialmente debemos restaurar la tabla de particiones sino de nada servira.</p>
<div class="language-bash highlighter-rouge"><div class="highlight"><pre class="highlight"><code>genfstab <span class="nt">-U</span> /mnt <span class="o">>></span> /mnt/etc/fstab <span class="c">#enter</span>
arch-chroot /mnt <span class="c"># enter</span>
</code></pre></div></div>
<div class="language-bash highlighter-rouge"><div class="highlight"><pre class="highlight"><code>grub-mkconfig <span class="nt">-o</span> /boot/grub/grub.cfg
</code></pre></div></div>
<p>Esta ultima linea es la que hace toda la magia.</p>
<p>Ahora desmonta <code class="language-plaintext highlighter-rouge">exit</code> para salir del chroot, luego desmontamos todo <code class="language-plaintext highlighter-rouge">umount /dev/sda{2, 4, 1, 3}</code> en orden inverso de como fueron montadas, <code class="language-plaintext highlighter-rouge">reboot</code> para reiniciar y ahora si, a esperar que hayas hecho todo bien.</p>
<h2 id="recomendaciones-generales">Recomendaciones Generales</h2>
<p>Lee este post dos veces o mas, hasta que comprendas que estas haciendo, te recomiendo mucho que antes de intentar hacer algo de lo que leiste aqui descargues por lo menos el live de Gparted, de ser posible el de tu distribución linux y si de puera casualidad puedes emprime esta publicacion.</p>
<p><a href="https://gparted.org/livecd.php" target="_blank">Descarga Gparted</a><br />
<a href="arch-chroot" target="_blank">Descargar ArchLinux</a><br />
<a href="https://archbang.org/links/" target="_blank">Descarga Archbang!</a> Te va a ahorrar la mitad del trabajo pues puedes hacer chroot sin reiniciar.<br />
<a href="https://www.ventoy.net/en/download.html" target="_blank">Descarga Ventoy</a> con esto se hacen los multiboot en linux sin mucho lio.</p>Hace poco me encontre por ahí una laptop abandonada y sin dueño, decidí adoptarla, pero venia instalado por defecto Windows, no es que no me guste ese sistema, al contrario, lo amo, es el que me dio de comer por años y aun ahora a veces me da para algun café o algún antojo de la tienda de la esquina, asó que como buen linuxero que soy lo primero que hice fue instalarle ArchLinux, hasta ahi todo bien, regularmente no uso gran cantidad de herramientas y mucho menos aquellas que son pesadas.GnuPG para novatos2022-11-13T09:18:00-06:002022-11-13T09:18:00-06:00https://dzulum.com/GnuPG-para-novatos<p>Saludos desde el más allá, esto no pretende ser la guía definitiva para usuarios novatos en tanto al uso de GPG, pero te encaminara y te dejara con las suficientes dudas como para ir a buscar mas informacion sobre el tema.</p>
<h2 id="gnupg-que-es">GnuPG ¿que es?</h2>
<p>Bajo mis propias palabras y sin ser muy tecnico te puedo decir que es una herramienta para cifrar y firmar cualquier tipo de mensajes y archivos.</p>
<h2 id="como-cuando-y-donde-usarla">¿Como cuando y donde usarla?</h2>
<p>Bueno de manera personal te puedo decir que deberías comenzar a usarla en todos los lugares posibles para que aumentes la privacidad con la que compartes voluntaria o involuntariamente tu informacion.</p>
<ul>
<li>Para cifrar y firmar correos electrónicos</li>
<li>Para cifrar las fotos de tu teléfono que van a la nube</li>
<li>Para cifrar documentos laborales que solo debe leer el destinatario</li>
<li>Para enviar mensajes cifrados por mensajería instantánea (Trabajo extra pero puede dejarte tranquilo)</li>
</ul>
<h2 id="howto">Howto</h2>
<p>Principalmente debes saber que soy usuario de la distribución ArchLinux los comandos que yo utilizare solo funcionaran en las distribuciones basadas en Arch, si por consiguiente usas una basada y/o derivada de Debian debes sustituir <code class="language-plaintext highlighter-rouge">sudo pacman -S</code> por <code class="language-plaintext highlighter-rouge">sudo apt-get install</code> si usas Fedora o alguna basada den RedHat o CentOS debes usar yum y así sucesivamente, así que no es necesario que seas un experto en tu distribución linux pero si que sepas instalar paquetes por lo menos, cada distribución tiene su administrador de paquetes y eso ya te corresponde averiguarlo.</p>
<div class="language-bash highlighter-rouge"><div class="highlight"><pre class="highlight"><code><span class="nb">sudo </span>pacman <span class="nt">-S</span> gnupg
</code></pre></div></div>
<p><img src="/images/post/01-gnupg-instalar.png" alt="Instalar GnuPG" /></p>
<p>Después de esto lo primordial sera configurar nuestras claves, al generarlas se crean un par, una es publica y una privada.</p>
<p>La privada es para nuestro uso, exclusivamente para firmar y cifrar todo aquello que queremos ocultar de ojos curiosos y la publica, que es la que compartiremos con aquellos que hagan lo mismo que nosotros.</p>
<p>Usaremos una terminal para generar nuestro par de claves.</p>
<h2 id="generar-par-de-claves-gpg">Generar par de claves GPG</h2>
<div class="language-bash highlighter-rouge"><div class="highlight"><pre class="highlight"><code>gpg <span class="nt">--full-generate-key</span>
</code></pre></div></div>
<p><img src="/images/post/02-gnupg-generate-keys.png" alt="Generar Claves" /></p>
<p>En el menú elegimos la opción 1.<br />
Escribe 4096 para generar claves mas robustas.<br />
Puedes elegir el tiempo de caducidad para tus claves “2y” por ejemplo para dos años.<br />
Puedes darle algún comentario o algo para distinguir tu cuenta.<br />
Te va a preguntar una contraseña, te recomiendo usar un generador de contraseñas para este paso.<br />
Ahora hay dos maneras de compartir tu clave publica, la puedes enviar a un servidor publico donde todos mandan sus claves y ahí te buscan para después escribirte mensajes cifrados o puedes exportar tu clave y compartirla de manera personal con tus amigos o compañeros de trabajo.</p>
<h2 id="exportar-clave-gpg">Exportar clave GPG</h2>
<p>Para exportar tu clave privada (no la compartas con nadie)</p>
<p>Primero que nada debes listar tus claves para saber tu ID <code class="language-plaintext highlighter-rouge">gpg --list-key tucorreo@dominio.com</code></p>
<div class="language-bash highlighter-rouge"><div class="highlight"><pre class="highlight"><code>gpg <span class="nt">--export-secret-keys</span> <span class="nt">-a</span> <span class="o">[</span>KeyID] <span class="o">></span> mi_clave_privada.asc
</code></pre></div></div>
<p>Te pedirá tu contraseña, la misma que usaste para crear tu par de claves.</p>
<p>Para exportar tu clave publica (esa si se comparte)</p>
<div class="language-bash highlighter-rouge"><div class="highlight"><pre class="highlight"><code>gpg <span class="nt">--export</span> <span class="nt">-a</span> <span class="o">[</span>KeyID] <span class="o">></span> mi_clave_publica.asc
</code></pre></div></div>
<p>En este caso no pide contraseña, si abres el archivo de tu clave publica lucirá así, puedes compartirla como texto plano o enviar el archivo .asc que generaste.</p>
<div class="language-bash highlighter-rouge"><div class="highlight"><pre class="highlight"><code><span class="nt">-----BEGIN</span> PGP PUBLIC KEY BLOCK-----
mQINBGNxdv4BEACr0L9LQ7JbbyDDTi6cRN5ESUBbnD9buGOhBSjySxUV2A3ACT3f
93aKA0RDsZC3pfCNa6GnHaeKJqp4aBVlCqILqsCKds292sKhNfONTXIZIU6Cyw+h
9TUVBUS3MzlCTY3/SnaiiCcNhRfW5B+4sjKrcUxEKbQD8+Aj+iQUoxDh23/c9upW
65t+o+UZWQB5YjP5H9JinPYXLn7rmg9fQ9zfVj+w7APeVIXlX3KnZBcM6XctRRGK
8vRDnZy2TdnERX4G9yZeaKZAvPbTVwFvbHA3rcjYhg9A7mRsB6Qsxgc01hLsUqTl
EmDzsscJcg1CMCW2J1PDCVvXXmci3uIuchOL3qImf053uo+p6Xos3/tGYruJHXsL
Et7q+5kTDtqCci+fvEkyqWomyJpYIwuUiSW69jjoxXuf/3NnQzmQDilbG1Y7wZsq
dtulrkXOBPHnYwTSXwjs3Ssi8H4KbJ3zTZssho4Ru8YpeXbyFB1Y7Mn8OhVdeh5y
wim1XjOxAO1a9pj9/asS/bLYOdaeYXo34GJfYDq9xEkHqttRw6saja5NfC66sLJu
PVQwxjmca+u1tw5nLXM2+aNlFMu0BhmywdS8YVUJLysw4LxHi9drZafAG+4joyVb
mhMB+HZHfmehshpgq0JHX0ZdTbeZCgcMSLKeWx/EdhJ+1MBsylA2rA0qHwARAQAB
tDNEYW5pZWwgUml2ZXJhIChDdWVudGEgUGVyc29uYWwpIDxzaWNrZXJAZHp1bHVt
LmNvbT6JAk4EEwEIADgWIQSfV6+zc/6Oi53sNgUAB/1kEmWauQUCY3F2/gIbAwUL
CQgHAgYVCgkICwIEFgIDAQIeAQIXgAAKCRAAB/1kEmWauS/rD/wLxuVCkNMWPLDs
WN6IPReQb1rL14AgRZvFQdpUsu4BehGXb87k8CueV1IZhaz02DCQfkAPmGZwSxU+
5Uq1XBxPTNt0/63CQJlHpdsUcXYS503ggmYBk+OkyAgsE61zFfExNLVDwq9wxSzX
epnw7IUqOh4xmKp+f3YR7RDEmgEhe7XIiBHS5vkf/mfifPv+hB7yeU0RV3c9/Mbo
5+5qQGnBqShG9hovHHrWrzE9OhNFD7HBI+ikEFCq636I9IV40VLcOogfhydqeSJ8
SAhHjJVXqEDSWCldbPKs4WaBFpdoLGBTaEson3S/Nz6JQ2xxdHjZrlTEogklB0Qg
fiWTjJVBpTNIt3eDZ9ukFpCNU0aaJ6CkN9KsSDLOF8PEMFWuzlal55XLkMDwelj3
tjOo3OTtetkGiJ4X9R/oE5Kfq6/ZAFDcFis8/zUQc6lM8cEzQISHonVhwvayreTZ
jp9HzIBFWHQEtqG14cTBaeXMuCm29myrrZFDHT4a8VL5bZp4+9g/4830tqnlDjwn
RB/sYjL2v6l7B2hApDaJ8Ev16SZLp8AAmW0jhcnnxphWQJhU019EnYAahoy3ff68
5n67ahSCDU/mKBnbD1UtP1chgTtMxGDyYHoiX1ars2o0w3shZmgEtFi8MgsbQ+1Z
h9oCxvEI/I4w9+RhZYD3nEsv7yZfYLkCDQRjcXb+ARAAuu0f0hVEO87zHJKET19V
SW8S1tXIdPhKrklPD+0cSsquTE2aXuiakmWLo8M8tFRMi+dCG9zGNKCppnPUHEtF
BKuGy/yQJXTl3YiOexw/fhfBUkUbHZvZZy6XaPkrAuITEpvY2XgoSu4MMRpmogMf
ATpXZbnazMtHiT32hqthKl/10sKkQWiU6sI1OvrwiOBXAqLh/kq0S7DhyfcVrBSW
XphiusWPp7RKzhcc9YI3Ra+OW+tpV7h2ojW5fB04TZ3Sl6Nuw1cxFCz46rAcBHfz
YmH8Xd4zarWCBmNNt91Qcq3M7GQp7Q56RRho2f+x1405j3jsBz1Nh4zlU4GOYavF
xiTdiZvYGZX+FUfEhZxXW4ffRSfPtIQXk2lqBx2qSY7eLO1Chfo/OBdnIO/kXnOo
vOxiwuYE5PX3IWb4IwPy/7u5C82ImkfI3GhxWJaJekgF4Fl32hQxryOyUwuv6RYJ
wI9xgn9AFFrZEdT0QV0fvB6Bq4ft9LBjRG48VSh0VJ4Rxx5v8Gt6REwiFiwa27lu
MBCOYGhg9hvwpA3/Jjv9bIp3SdaS42lNmKI8TERO+EZGdU+HOMPUklsQ7E9fhscQ
AvuDNEFPblFtJD9WNsd5mKMm4ozHi1jurr9qStSrz5ssdTtoJRO/ERfpD10Edj+s
Xt35xlfWUlZZyIRZ4aUHg0cAEQEAAYkCNgQYAQgAIBYhBJ9Xr7Nz/o6Lnew2BQAH
/WQSZZq5BQJjcXb+AhsMAAoJEAAH/WQSZZq5yTQQAJWAOKgc2GYFBbL1Wwil7q5a
94bbLKORXynEoSF5WreLmvS10nqd7gtOCihxIRvdmhrKA3kI6tSeZ3IkP3vXhUPc
qFWKMbfm13yIYalF8hu1bWOnsSD7Oao8sdFSP+sP4QvYMLn7RZZosNmsGyID/q5i
cuCaer/1J3NCPDO5T5WBtlMHmnk4fg3QdJ0rJl02U63hiknSHInTaVxzgx3Qil1X
VBH1b5PqVmYp4fQRC0ZKoZqWHYvM3VhB7yZbBNqMr80wE687C9nTKl+EG/IkvuR6
ENldFexYQ30++QEXRuLb4DRiIe+oAjtvflrNf712uXQtuA5MjSknosko43R3oLwS
r9wTN36qEymrrUpWnM7km+60FrSbAbeZ4+itJhtSJQyqea4YUJyuskhfnONQBiJW
vJfVjO+oYrOhuUXov2vTMiqsuN6irFneUnQkHenhnawGEWhBBHv4xK0lA6tSPVBI
Tp99NQU1GFLFZusR0PLVeTxTv8jWDPhUGXd9AKeOno9BFSNlDD5DrAknqTGbDyxe
KeBf1WJFrPhuyDJzfV4f1caX+jFs2IT8Ih0n/5Xir/C+cNzsG1IYYnfdao9wRAJs
VCwjAQzzFiYm0sKFoBW23Bcnx3ZPPj1gcJQQZO9kUUj0qJ+FBOHq8Ium9HtT8516
8s236//HUZgYJRzPe/bN
<span class="o">=</span>Z+hA
<span class="nt">-----END</span> PGP PUBLIC KEY BLOCK-----
</code></pre></div></div>
<h2 id="certificado-de-revocación">Certificado de revocación</h2>
<p>Si algún día cometes la grandiosa equivocación de comprometer accidentalmente tu clave privada lo mejor es tener una manera de quitar los permisos para cifrar y firmar de esa clave, la única opción efectiva es un certificado de revocación.</p>
<p>Debes copiar tu KeyID</p>
<div class="language-bash highlighter-rouge"><div class="highlight"><pre class="highlight"><code>gpg <span class="nt">--list-key</span> aquíva@tucorreo.com
</code></pre></div></div>
<p>Pon atención donde dice PUB ahí esta tu KeyID</p>
<div class="language-bash highlighter-rouge"><div class="highlight"><pre class="highlight"><code>gpg <span class="nt">--gen-revoke</span> <span class="nt">--output</span> revoke.asc <span class="o">[</span>KeyID]
</code></pre></div></div>
<p>Seguramente te preguntara porque quieres generar una revocación, pon la opción que dice “Key has been compromised”</p>
<p>No es obligatorio poner eso pero es lo mas recomendable.</p>
<p>De momento hasta aquí nos quedamos, en otra entrada te enseñare a configurar tu cliente de correo para enviar y recibir correos cifrados, ahora vamos a ver porque surgió esta entrada.</p>
<h2 id="uso-local-de-gpg-para-cifrar-archivos">Uso local de gpg para cifrar archivos.</h2>
<p>Bien aquí va la situación para la que yo lo usare, regularmente viajo por motivos laborales, mi trabajo es de riesgo y la información que manejamos es algo delicada pues cuenta con datos personales, ubicaciones y datos de automotores, en mi laptop por comodidad no uso contraseña (para empezar ningún imbécil que necesita robar para drogarse o para revender sabrá usar i3wm) ademas no hay nada que esconder en datos de navegación y menos en contraseñas, de esas se encarga el keepass, así que lo que si me interesa lo cifro para uso personal.</p>
<h2 id="cifrar-archivos-locales">Cifrar archivos locales</h2>
<div class="language-bash highlighter-rouge"><div class="highlight"><pre class="highlight"><code>gpg <span class="nt">--encrypt</span> <span class="nt">--recipient</span> <corro@destinatario.com> archivo-a-cifrar.txt
</code></pre></div></div>
<p>Acá no importa la extension del archivo, bien puede ser jpg para fotos, docx, pdf, para documentos incluso un zip y hasta un iso, el correo para el que va firmado seria el tuyo, pues para uso personal.</p>
<p>Lo que sucedera es que va a crear un archivo llamado <code class="language-plaintext highlighter-rouge">archivo-a-cifrar.txt.gpg</code> eso lo podemos cambiar pasando la opción -o a la linea de comandos, nota que tambien puedes usar la manera abreviada de las opciónes.</p>
<div class="language-bash highlighter-rouge"><div class="highlight"><pre class="highlight"><code>gpg <span class="nt">-e</span> <span class="nt">-r</span> <sorreo@destinatario.com> archivo-a-cifrar.txt <span class="nt">-o</span> archivo-cifrado.txt
</code></pre></div></div>
<h2 id="descrifrar-archivos-gpg">Descrifrar archivos GPG</h2>
<p>después de eso puedes borrar el archivo original, ahora para descifrar archivos usaremos la siguiente linea.</p>
<div class="language-bash highlighter-rouge"><div class="highlight"><pre class="highlight"><code>gpg <span class="nt">-o</span> nuevoarchivo.txt <span class="nt">--decrypt</span> archivo-cifrado.gpg
</code></pre></div></div>
<p>Recuerda bien que tipo de archivo es, o te va a tocar jugar con extensiones hasta encontrar la que corresponde al archivo, tambien puedes usar la opción –output en dez de -o.</p>
<h2 id="cifrar-archivos-para-envio">Cifrar archivos para envio</h2>
<p>Primero que nada quien vaya a recibir archivos cifrados de tu parte ya deberia haber generado y exportado su par de claves, a nosotros nos interesa la clave publica, asi que vamos a poner en ejemplo que nos envio su clave publica en un archivo de texto plano, el archivo en ejemplo se llamara contabilidad.txt, nuestro contacto es el encargado de contabilidad de la empresa y su correo es contabilidad@empresaexplotadora.com</p>
<p>Vamos a importar la clave, después a cifrar algún archivo y a mandarle un correo electronico.</p>
<h3 id="agregar-clave-gpg">Agregar Clave GPG</h3>
<div class="language-bash highlighter-rouge"><div class="highlight"><pre class="highlight"><code>gpg <span class="nt">--import</span> contabilidad.txt
</code></pre></div></div>
<p>Debemos verificar que tenemos agregada la clave <code class="language-plaintext highlighter-rouge">gpg --list-keys</code></p>
<h3 id="cifrar-archivo">Cifrar archivo</h3>
<div class="language-bash highlighter-rouge"><div class="highlight"><pre class="highlight"><code>gpg <span class="nt">--encrypt</span> <span class="nt">--recipient</span> <contabilidad@empresaexplotadora.com> archivo-a-crifrar.pdf
</code></pre></div></div>
<p>Por ultimo enviar el archivo por correo, puedes usar un webmail o un cliente de escritorio como Thunderbird, de aquí en adelante las opciones se abren en un abanico enorme.</p>
<p>Se que esto no es la guía definitiva pero es un buen comienzo.</p>
<p>Como un extra puedes verificar la suma de tu archivo con <code class="language-plaintext highlighter-rouge">sha256sum archivo.txt</code></p>
<p>Hasta pronto, nos vemos en el infierno…</p>
<p><a href="https://gnupg.org/" target="_blank">https://gnupg.org/</a><br />
<a href="https://keepass.info/" target="_blank">https://keepass.info/</a><br />
<a href="https://gnupg.org/download/" target="_blank">https://gnupg.org/download/</a> La descarga esta disponible para sistemas Windows, MacOS y Linux por si gustas usar la versión con interfaz gráfica.</p>Saludos desde el más allá, esto no pretende ser la guía definitiva para usuarios novatos en tanto al uso de GPG, pero te encaminara y te dejara con las suficientes dudas como para ir a buscar mas informacion sobre el tema.Guerreros2022-11-05T06:58:00-06:002022-11-05T06:58:00-06:00https://dzulum.com/Guerreros<p><strong>Por: Bernardino Anguiano García (NINO)</strong><br />
<strong>INTRODUCCIÓN</strong></p>
<p>Hola, ustedes al leer estas líneas, esperan leer un cuento de horror,
pero este relato, es más que un cuento, es un hecho real, un
testimonio, ¡Oh, guerreros imbatibles, que destino tan cruel es su
mísera vida!. Antes que nada me voy a presentar ante ustedes lectores,
mi nombre es Bernardino Anguiano García al que todo mundo conoce como
NINO, un coleccionador de cuentos, profesionista, empleado de una buena
empresa, trabajador, honesto, una buena persona… ¡Pero no siempre fui
así!.</p>
<p>En mi juventud la vida era una eterna aventura. Guerra entre pandillas,
atracos, drogadicción (esa maldita enfermedad enviada por el demonio e
implantada por sus secuaces. Pero gracias a Dios que supimos dejarla a
tiempo) eran las actividades negativas que realizaba al lado de mis
amigos. Pero también estaban las positivas: superación personal,
deportes, entrenamiento, convivio, etc.</p>
<p>En la colonia Esmeralda de Guadalupe, Nuevo León (En México) fue donde
crecí y donde disfruté la mayor parte de mi niñez y juventud. Esta
colonia tenía una de las mejores pandillas de la ciudad. En esta
pandilla (Que también orgullosamente formé parte) había una persona
llamada Gerardo al cual apodaban La Hormiga. Él me confió lo que a
continuación les voy a relatar, una parte de su viva voz y otra a
través de su alma, mucho después de fallecer. Aún recuerdo ese día, el
día más glorioso de mi existencia, cuando su espectro se plasmó ante
mí… ¡Por poco me muero del susto!, pero una vez que me explicó su
razón y la conclusión de esta historia, y cuando se desvaneció ante mis
ojos, estos se llenaron de lagrimas de emoción. Espero que lo tomen con
la seriedad que el caso amerita y haga conciencia en todos nosotros el
sacrificio de su mortal vida.</p>
<p><strong>I</strong></p>
<p>-¡Kerubiel!, ya están listos los guerreros que partirán a su preparación final.<br />
-Gracias Miguel, deja le aviso a nuestro padre.<br />
¿Cuándo será el día de la batalla? Pensaba Miguel, mientras sus ojos veían a su hermano alejarse. Mi hermano Kerubiel es el que pasa más tiempo con mi padre, el cual le confía muchos de sus planes… ¿Sabrá él, el día?<br />
-¡Padre! Miguel ya tiene listos los nuevos guerreros para su preparación final, solo espera tus ordenes, para enviarlos.<br />
-Gracias hijo, dile a Gabriel que este atento a mi señal, en cuanto le vea, que avise a Miguel para que partan los guerreros.<br />
-Enseguida Padre.<br />
Keribiel avisó a Gabriel de los designios de su Padre y luego fue en busca de Miguel para notificarle.<br />
-¡Miguel! En cuanto oigas la señal de Gabriel, es el momento propicio para mandar los guerreros a su preparación.<br />
-Gracias, hermano; ya están casi todos los guerreros preparados… Sólo falta éste y algunos otros contingentes más, para su preparación final; pero la mayoría, ya están preparados… Kerubiel… ¿Tú sabes qué día será la batalla?<br />
-No. Nuestro padre no me ha dicho nada al respecto… Una vez le pregunté y me dijo: Esta tan cerca el día… Pero la fecha exacta, solo él la sabe.<br />
-Ya quiero que sea ese día Kerubiel, quiero abrazar nuevamente a nuestros hermanos prisioneros.<br />
-Calma Miguel, yo también quiero a nuestros hermanos libres de su cautiverio, pero la impaciencia es una mala consejera.<br />
-No es impaciencia hermano, solo espero que ya sea el día, el día en que vuelva a desenvainar mi espada, para liberar a nuestros hermanos.<br />
Kerubiel sonreía al ver el ímpetu de su joven hermano, el también anhelaba el día, el día en que pelearían por la paz y convivencia
fraternal.<br />
-Kerubiel, ¿Tú crees que todo vuelva a ser como antes, como debió haber sido? ¿Qué nuestros hermanos, una vez liberados, gocen de nuestra felicidad, de nuestro hogar, como si nada hubiera pasado?<br />
-Nuestro padre lo cree, yo también hermano.<br />
¡¡¡PPPPrrrrruuuuuuuutttttt!!! Se escucho un potente sonido de trompeta.<br />
-Es la señal Miguel.<br />
-Sí. Luego hablamos hermano.<br />
Miguel se dirigió al ejercito de guerreros.<br />
-¡Listos guerreros! ¡Pongan su mayor empeño! ¡Aprendan!… ¡Listos para partir!<br />
¡¡¡PPPPrrrrruuuuuuuutttttt!!! Se volvió a escuchar la potente trompeta<br />
-¡Ahora!</p>
<p><strong>II</strong></p>
<p>Todos iban muy nerviosos, el baile había terminado, regresábamos a
casa, pero el hecho de estar en la Risca de la colonia Independencia,
hacia que todos tuviéramos nuestra frente perlada de un sudor frío,
bueno casi todos, La Hormiga se veía sereno, hasta medio fastidiado. De
antemano sabíamos que era una colonia de lo más conflictiva, con
numerosas pandillas, muy peligrosas, hasta la policía le iba mal si se
aventuraba a traspasar sus dominios. Esta colonia estaba encumbrada en
lo alto de un cerro, con sus calles sin pavimentar, angostas, oscuras,
con numerosos pedruscos, calles que más bien parecían laberintos, ya
que la mayoría terminaba en nada, callejones sin salida, eso eran esas
calles, pasadizos secretos… En las puertas de las casas de madera o
inclusive de cartón, se veía a personas tomando o drogándose,
conviviendo en familia, padre, esposa e hijos, todos unidos por el
alcohol y las drogas… Ese era nuestro panorama. Y ahí estabamos
nosotros, caminando por sus callejones, diez jóvenes, de los cuales,
nueve nos mirábamos unos a otros, como esperando una señal, una mirada,
para salir despavoridos de ese lugar… Solo nueve nerviosos, porque La
Hormiga se veía sereno, fastidiado, pero seguro de sí mismo.</p>
<p>Todos íbamos bajando por las empinadas calles, cuando Pedro esbozó una
sonrisa.</p>
<p>-¡Hasta que salimos de esos malditos callejones! Aquí ya conozco… En
caso de que nos topemos con alguna pandilla, nos vamos a dividir para
ayudarnos mutuamente, Clemente conmigo, José Luis con El Nahua, Nino
con La Hormiga, El Huerta con Gilberto, El Moco con Chuy. Y ya saben si
su pareja esta en problemas hay que ayudarle, si hay que huir, están
esa calle, aquella, esta, y esa otra… Todas van a dar a la Ave.</p>
<p>Morones Prieto, ahí no reuniremos…</p>
<p>La sonrisa de Pedro desapareció en unos instantes al voltear hacia
abajo a unos 100 mts. Se observaban como cincuenta integrantes de una
pandilla, al volvernos hacia arriba, aparecieron otros cincuenta, en
las calles laterales otro montón de pandilleros… ¡Estabamos rodeados!
Se escucharon unos silbidos y empezaron a acercarse hacia nosotros, y
empezó a caer una tempestad de piedras… Corrimos hacia una casa, para
refugiarnos de los pedruscos, Clemente derrumbó de una patada la puerta
principal de la casa y todos corrimos hacía adentro, los habitantes de
la casa estaban desconcertados, solo balbucearon ¿qu-qué pa-pasa?… El
jefe de familia, a pesar de todo, se plasmó ante nosotros impidiéndonos
el paso.</p>
<p>-¿Qué quieren?… ¡No queremos problemas! ¡Largense de aquí!.</p>
<p>Era un viejo, tendría unos cuarenta y cinco años, aunque se veía
fuerte… Fue derribado de una patada por parte de El Huerta. Pasamos
por un cuarto, en el siguiente había una puerta que daba hacía el
patio, esa fue derribada por José Luis. Las personas de la casa
gritaban histéricas que nos largáramos, que no les hiciéramos daño…</p>
<p>¿Daño? Si lo que queríamos era que no nos lo hicieran a nosotros. Ya
solo restaba brincar la barda y otra casa y la calle posterior, nuestra
salvación.</p>
<p>-Ya saben dijo Pedro-. En parejas y no vemos en Morones Prieto.</p>
<p>¿En parejas? Pensé yo, ¿dónde chingaos estaba La Hormiga?… En eso mis amigos empezaron a brincar la barda. Los vi perderse. ¡Maldita sea!<br />
Tenía que volver, La Hormiga se había quedado afuera.<br />
Al regresar, el viejo de la casa ya se había recuperado y envalentonándose sujetó un cuchillo cebollero y se me enfrentó.<br />
-¡Maldito! Pagaras caro haber allanado nuestra morada.<br />
Las mujeres y los niños de la casa gritaban como endemoniados que no les hiciera daño, y le gritaban al viejo que no se me enfrentara. No tenía mucho tiempo, La Hormiga podría estar en peligro… El viejo lanzó el golpe con el cuchillo… Era muy lento… Lo esquivé fácilmente. Le di un fuerte golpe en el hígado con la mano izquierda, después un derechazo a la mandíbula y una patada lateral al pecho… El viejo cayó inconsciente ante el griterío histérico de su familia…</p>
<p>Salí rápidamente de la casa. Al salir, vi a La Hormiga peleando con
diez muchachos a la vez, siempre había pensado que Clemente era el
mejor peleador, pero al ver como golpeaba, como esquivaba, como
contraatacaba La Hormiga, ya tenía mis dudas; nunca me había fijado en
cómo peleaba, hasta ese momento; se veía sereno, como si fuera un
entrenamiento, esos entrenamientos que a menudo teníamos para
mantenernos en forma. Uno a uno los rivales iban cayendo, y cayendo,
pero apenas se deshacía de los primeros diez, ya estaban otros diez,
estos volvían a caer y aparecían más, y así, sucesivamente… La
Hormiga peleaba con una rapidez extraordinaria, tranquilo, golpeando,
con pies y manos, sus facciones… Esas facciones no denotaban odio, ni
esfuerzo; se veía sereno, disfrutando la pelea.</p>
<p>Solo fue un instante, unos segundos… Entonces reaccioné y grité:<br />
-¡Aguanta Hormiga! ¡Ya voy en tu ayuda!<br />
¡Ja! Valiente ayuda, en cuanto aparecí se vinieron hacia mí, unos diez
integrantes de la pandilla rival, tire como cinco golpes, todos dieron
en el blanco, tres contrincantes cayeron… Pero, ¡eran demasiados para
mí!, pronto me vi en el suelo, y una llovía de patadas se dejaron
sentir en mi cuerpo, por lo que me cubrí el rostro con ambas manos.</p>
<p>Cuando de pronto, ya no sentí ningún golpe, y un fuerte tirón me puso
de pie… Era La Hormiga que había venido a mi rescate, su cara
reflejaba asombro.</p>
<p>-¡No te fuiste con los demás! ¿Qué haces aquí? ¿Desde cuando estas aquí?…</p>
<p>Sus preguntas fueron bruscamente cortadas por una fuerte patada en la
mandíbula, la patada era de abajo hacia arriba del mentón, cualquiera
hubiera caído, pero él… ¡Permaneció cómo si lo hubiera tocado una
mosca! Con solo estirar su mano, el contrincante ya estaba de bruces.</p>
<p>-¡Permanece detrás de mí! Me dijo-.</p>
<p>En cuestión de minutos todos los contrincantes estaban sin sentido a
causa de los golpes de La Hormiga, lo que vi fue increíble, se movía a
una rapidez inusitada, parecía un remolino, un superhéroe sacado de una
tira cómica. Al terminar, se me quedo viendo, tenía una mirada muy
penetrante, al ver directamente sus ojos, sentí un escalofrío recorrer
toda mi espalda.</p>
<p>-Vamonos, varios integrante de esta pandilla se fueron a perseguir a nuestros amigos… Vamos a reunirnos con ellos, a ver como les fue.<br />
-Oye, ¿Cómo hiciste eso? ¡Peleas con madre! Nunca te había visto pelear así.<br />
-No es nada, vamonos.<br />
-¡Cómo que no es nada! Y la patada que te dio ese guey, ni la sentiste…<br />
-Después te explico, vamos a ver como les fue a los demás.<br />
Cuando llegamos los demás nos estaban esperando, -¡Ese Nino! ¿Cómo les fue? Preguntó Clemente-.<br />
-Bien. ¿Y a ustedes?<br />
-¡Nombre bato, con madre! Fíjate que al venir hacia acá, unos cabrones nos estaban correteando, unas calles más abajo, estaba otra pandilla…</p>
<p>¡Pensábamos que era nuestro fin!… Pero al ver que nos seguían que nos dicen: están bronqueados con esos gueyes yo les conteste que sí, ellos dijeron que también tenían problemas con esa pandilla y que nos iban hacer un paro. Ya con nuestros nuevos amigos, nos enfrentamos y les pusimos una recia, que pa´que te cuento. Después nos venimos muy despistados y los dejamos peleando entre ellos mismos, ¡jajaja, jajaja!… No entiendo cómo se pueden pelear entre pandillas de la misma colonia.</p>
<p>-Eso, es porque es una colonia muy grande. Dijo Pedro-.<br />
-A lo mejor Contestó Clemente-. Que bueno que las pandillas de nuestra colonia están muy unidas..</p>
<p>Todos regresamos a nuestra querida colonia muy contentos. Clemente y los otros, empezaron a contar a los demás la hazaña de salir vivos de la Risca de la colonia Independencia. Yo en cambio solo esperaba la oportunidad de estar a solas con La Hormiga, para que me explicara cómo le hizo para pelear, cómo le hizo para moverse tan rápido y para no sentir daño con los golpes del enemigo. La oportunidad se me presentó más tarde.</p>
<p><strong>III</strong></p>
<p>Clemente había contado cincuenta veces la misma historia, de cuando en cuando, le inventaba algo más; en la historia final, parecían superhombres que a sus contrincantes derrotaron con infinita facilidad.</p>
<p>La Hormiga en cambio, solo se limitó a decir que tuvimos suerte al
salir de ahí… ¡Que corrimos más rápido que ellos!… ¡Yo no podía
creer toda la mentira que contaba con tal de no delatar su poder!
Con el transcurso de tiempo, poco a poco se iban retirando nuestros
amigos; al final solo quedamos La Hormiga y yo.</p>
<p>Decidimos ir a las orillas del río Santa Catarina para platicar más
cómodamente; los automóviles pasaban esporádicamente sobre el Puente
Guadalupe, el anochecer era estrellado; al frente de nosotros, estaba
el fantasma de La Fundidora, esa gran empresa que en un tiempo fue el
símbolo de Monterrey y que ahora lucía abandonada; la gran mole de
hierro e imponente construcción, fue mudo testigo de lo que ahí me
relató La Hormiga.</p>
<p>-Ahora estamos solos, dime cómo es que peleas de esa forma, ¿cómo le
haces para que no te lastimen los golpes?.<br />
-No me lo vas a creer.<br />
-Inténtalo.<br />
-Esta bien, te lo diré… Todos los entrenamientos que realizamos,
técnicas de lucha y demás cosas que practicamos… Son un juego para
mí, no me divierten… Siempre he tratado de ocultar lo que soy, y lo
he logrado hasta que tu me viste.<br />
-¿Lo qué eres? ¿Qué eres?<br />
-Ni yo mismo lo sé.<br />
-¡No te entiendo ni madres!<br />
-Mira, desde que nací, siento que soy diferente a cualquier persona.</p>
<p>Siento cosas que los demás no sienten, veo cosas que las demás personas
normales no ven, y realizó cosas, como tu viste, que otras personas no
pueden hacer.</p>
<p>-Si es verdad, pero… ¿Porqué?<br />
-No lo sé. Solo sé que soy diferente… ¿Has matado a alguien o algo?<br />
-No.<br />
-Yo si… Y se siente regacho… ¿Sabias que existen los vampiros,
fantasmas, brujas y demonios?<br />
-No. Yo no creo en pendejadas.<br />
-No son pendejadas… En realidad existen… Solo que tu no los has
visto.<br />
-¿A poco tu sí?<br />
-Así es, te digo que veo cosas que los demás no ven… Si te dijera que
yo no duermo ¿me creerías?<br />
-¡No chinges! ¿No me digas que eres un vampiro?.<br />
-No hombre, no soy vampiro. Pero no duermo, cuando me acuesto y cierro
los ojos para dormir, me transporto a otro lugar, otra época y ahí me
entrenan a pelear… He aprendido todas las técnicas de lucha, cuerpo a
cuerpo, con armas, y otras más. En mis sueños me han entrenado
sacerdotes Shaolin, grandes samurais, he participado en varias guerras
del pasado, me han entrenado los mejores caballeros de la época del Rey
Arturo, Los mejores guerreros que han existido en diferentes épocas
llegan a mis sueños a entrenarme. Sin salir de aquí, ya conozco todo el
planeta, creo que le llaman viaje astral, o algo por el estilo…<br />
Siempre entrenando, cuando despierto, estoy tan cansado, por lo que doy
por hecho que realmente entreno en otro lugar.<br />
-¿A lo mejor sueñas que entrenas?.<br />
-¿Y cómo te explicas que peleé tan bien? Me desplazo rápidamente, que
tal pereciera que los demás se mueven en cámara demasiado lenta, puedo
saltar demasiado alto, soy más fuerte que cualquiera… Además poseo
ciertos poderes mentales, como colocar un escudo alrededor de mi cuerpo
para que no sea dañado, puedo mover cosas con la mente, etc.<br />
-Oye, eres mejor que supermán.<br />
-Te burlas, pero te lo voy a demostrar… Aquí estoy… ¡Ahora no
estoy!.<br />
¡No lo podía creer, desapareció!<br />
-¿Dónde estás?<br />
-Acá arriba del árbol.<br />
-¿Cómo le hiciste?<br />
-Ya te dije… Soy diferente… En este caso, salté hacia este árbol…<br />
Muy rápido para tus ojos.<br />
-¿Hay mas seres como tú?<br />
-No lo sé. Una vez creí encontrar uno, pero resultó ser un vampiro.<br />
-¿Y que pasó?<br />
-Lo maté.<br />
-¿Porqué?<br />
-Porque él me quería matar, fue en una ocasión en que fuimos a visitar
a unos familiares a Dr. Arroyo. Estaba aburrido y salí a pasear…<br />
Cuándo sentí apenas una ráfaga de aire, y por instinto estiré la mano
para cubrirme y lo golpee.<br />
-¿Era de noche?<br />
-No. Eran como las cuatro de la tarde. Al verlo pensé que era uno como
yo, pues se movía muy rápido y era muy fuerte… Pero su intención era
morderme el cuello. Y arremetió contra mí, a una gran velocidad… Tuve
que moverme lo más rápido que podía para poderlo esquivar. Volvió
arremeter contra mí, pero esta vez lo golpee en la cabeza con una
patada. El se sorprendió y me dijo Quien eres yo le dije: un humano
como cualquier otro, pero más fuerte y veloz. Pude leer su mente, Él
fue convertido en el año 1503 y ya había matado a más de un millón de
personas.<br />
-Yo también lo hubiera matado, ¡Malditos engendros diabólicos!<br />
-No Nino, no tienen nada de diabólicos, son seres dignos de compasión,
ellos que culpa tienen si otros los convierten sin su consentimiento, y
a estos otros, otros igualmente los convirtieron sin su consentimiento,
y así sucesivamente… ¿A poco el león es malo por matar personas? El
león busca su alimento… Así también estos seres.<br />
-Tienes razón, pero no me gustaría ser su alimento… ¿Qué pasó
después?<br />
-Él sabía que era superior… Él quería que le quitara el sufrimiento
para siempre… Lo leí en sus ojos. Así que cumplí sus deseos… Salté
sobre él con mi mayor velocidad posible, puse mis pies en sus hombros,
le sujeté la cabeza con mis manos, y… Pobre como aullaba, era
escalofriante, un aullido espeluznante, cuando sabe que esta el fin
cercano… Él quería morir pero a la vez se aferraba a la vida… Un
fuerte tirón de mis piernas y manos, y su cabeza se desprendió,
terminando con su sufrimiento.<br />
-¿No le clavaste una estaca en su corazón?<br />
-Esas son supercherías. Pero te digo, no lo disfruté… Al contrario me
sentí y aún hoy me siento muy mal por esa persona.<br />
-Esta cabrón…<br />
-Y eso no es todo, todas las noches veo y hasta platico con fantasmas.
-¿En serio? ¿Y no tienes miedo?<br />
-Es en serio. Y si supieras cuanto sufren esas personas, tampoco te
daría miedo… Son personas que no querían o no estaban preparadas para
morir, se aferran mucho a esta vida, a algo que les preocupa mucho,
como un familiar desamparado, en algunos casos se aferran a sus bienes
materiales… ¡Pobres gentes! No saben que si se atreven a traspasar el
túnel les espera la felicidad.<br />
-¿Cuál túnel?<br />
-Cuando mueres, debes pasar el túnel que separa la dimensión de esta
vida, con la del valle de la antesala… En este valle, se te juzga, si
eres bueno vas al cielo, si eres malo al infierno, si eres más o menos
esperas en tu tumba, como si fuera un sueño el día del juicio final.
Pero estos fantasmas no lo saben o no lo creen, y prefieren quedarse en
el túnel, sufriendo, pueden venir a este mundo (Algunos, los que tienen
las facultades para hacerlo) en forma de espíritu, pero sufren porque
los humanos no los ven o no les hacen caso.<br />
-Pero, hay fantasmas malos… ¿Esos que onda?<br />
-No hay fantasmas malos… ¡Los que te hacen un desmadre! ¡Esos son
demonios!… Y los hay de varias clases, unos inferiores o como
comúnmente se les conoce Los desmadrosos y otros superiores, con estos
si hay que tener cuidado, porque estos si te pueden matar.<br />
-Y tú ¿cómo sabes todo eso?<br />
-Unas cosas me lo han dicho los fantasmas, otras las personas que me
entrenan cuando duermo y otras las he visto.<br />
-¿Y porqué me dices todas estas cosas?<br />
-¡Tu me lo preguntaste!<br />
-Si, pero debes ser más reservado… Con esos poderes, no puedes
contarle a cualquiera tus habilidades.<br />
-Como quiera, nadie te va a creer.<br />
-Tienes razón… Gracias amigo, por confiar en mí.</p>
<p><strong>IV</strong></p>
<p>La Hormiga se fue de la colonia, su padre había conseguido un buen
trabajo en la ciudad de Sonora, así que, él y su familia se cambiaron
para allá. No tuve más contacto con él, hasta que años más tarde recibí
una carta suya, en la cuál me felicitaba y me deseaba lo mejor… Ya
saben, todo los pormenores que se escriben en una carta. Pero lo
interesante es lo que le sucedió en todo ese tiempo, al terminar de
leer, no pude más que admirarlo y hasta envidiarlo… En la carta, él
me contó lo siguiente:<br />
Un amigo me había invitado a una fiesta de quinceaños de su hermana, la
fiesta se celebraría en su casa, una hermosa finca, que quedaba a
cuatro kilómetros de distancia de mi casa, en la cual se interpone un
hermoso valle con algunas lomas, muchos arboles, y bella vegetación.</p>
<p>Para llegar a la finca de mi amigo nos fuimos en su carro (Por
carretera esta más retirado, como una hora de camino, ya que rodea todo
el valle).</p>
<p>La fiesta estuvo muy amena, al terminar, mi amigo se ofreció a
llevarme, pero estaba muy tomado, por lo que preferí venirme a pie por
el valle, que calcularía me tardaría alrededor de cuarenta minutos.</p>
<p>Al adentrarme en el valle, sentí una ráfaga de aire helado, los
cabellos de la nuca se me erizaron… Aún no sabía el motivo, pero
presentía peligro. Al ir avanzando empezó a bajar una niebla vaporosa y
densa, el aire estaba más helado, mis sentidos estaban alerta, de
pronto un aullido resonó a lo lejos, y se oía la carrera de un perro o
lobo, a lo lejos apenas divisaba como se iba moviendo la hierba
mientras este animal iba corriendo, se movía muy veloz, demasiado veloz
para ser lobo, se movía en zigzag, de pronto lo perdí de vista.</p>
<p>Continué mi camino, la oscuridad era más cerrada, y la niebla no dejaba
ver absolutamente nada. De pronto escuché algo que se arrastraba a gran
velocidad, y hacia unos ruidos escalofriantes… Después silencio.</p>
<p>Continué mi camino, de pronto sentí trepidar la tierra, los sonidos
eran tan cercanos y tétricos, en ese momento vi una luz que pasó cerca
de mí, tuve que agacharme para que no me tocara y al levantar la
cabeza, otra luz pasó rápidamente y se posó en un árbol cercano a mi
persona. Me acerque con cautela y lo que vi me dejo perplejo… ¡Era
una lechuza! ¿Cómo es posible que un animalejo de esos se mueva tan
rápido?.</p>
<p>-¿Qué haces en mis dominios? ¿No te dijeron que era peligroso pasar por
este valle? dijo la lechuza-.</p>
<p>Me quede atónito, aún no comprendía nada… Salvo que… ¡Si, era una
bruja! ¡Ya los antiguos maestros me lo habían advertido!… Era la
primera vez que tenía a una bruja enfrente mío…</p>
<p>-¿Qué pasa estúpido? ¿Te comieron la lengua los ratones, cabrón? ¿Oh
tienes tanto miedo, que estas paralizado? Hijo de tu pinche madre.<br />
-¡Cállate bruja! Ya me lo habían dicho, que en este valle había
brujas… Pero quería verlo con mis propios ojos.<br />
-¡Te vas a arrepentir, hijo de tu pinche madre! ¡Jamás debiste
traspasar mis dominios, hijo de puta!<br />
-¡Yaaa!, ¡Yaaa! Para tu maldita lengua… ¿Qué no puedes hablar como
las personas decentes?<br />
-¡Mira cabrón lambeguebos, eres un hijo de puta! ¡Tu madre se acostó
con su compadre, el borracho cabrón! ¡Tú no eres hijo del que crees es
tu padre! ¡Eres un hijo de tu puta madre y de un borracho cabrón!<br />
¡Jaja, jaja!<br />
No pude aguantar más insultos y me abalancé sobre el animalejo con la
intención de torcerle el pescuezo, con un movimiento rápido llegue a la
copa del árbol donde se encontraba el ave infernal, pero al llegar…</p>
<p>¡ya no estaba!.. Entonces escuché su maldita voz chillona del árbol
vecino.</p>
<p>-¡Eres rápido, pero muy lento para mí, cabrón! ¡Jajajaja!<br />
¡Maldita, es muy veloz! Mi madre una vez me dijo como atrapar una
bruja, era rezando un rosario y a cada Ave María, hacer un nudo al
rosario, lo cual hace que la bruja quede amarrada con un cordón
invisible y poderoso; al terminar el rosario, la bruja cae totalmente
indefensa y amarrada por el cordón invisible. Pero había un problema…</p>
<p>¡Yo no traía ningún rosario!… Así es que voy a tener que utilizar
toda mi velocidad para arrancarle el pescuezo a esta maldita ave.</p>
<p>-¡Jajaja, jajaja! ¿Qué pasa putito? ¿Eres joto, cabrón? Se te nota en
la cara. Te voy a dar lo que quieres putito, ¡Jajajaja! ¡Eres un putito
hijo de tu pinche y puta madre! ¡Jajaja, jajaja!</p>
<p>Esta vez me abalance lo más rápido que podía… ¡Demasiado tarde! Al ir
llegando a mi destino, vi con horror, como se transformaba de lechuza
en gigantesco lobo… No podía detenerme, había tomado demasiado
impulso… Me tomó fácilmente del cuello con sus fauces, en el aire, me
dio dos tirones, mi cuerpo se balanceaba aferrado solo mi cuello de las
fauces de la bestia… Luego me aventó contra otro árbol con tal fuerza
que lo partí en dos. Si no es por el campo de fuerza mental que rodea
mi cuerpo, estaría muerto… Pero aún así, me sentía adolorido.</p>
<p>-¡AAAhhhh! ¡Maldito! ¿¿¿Porqué no mueres??? ¡Ve a chingar a tu madre,
porqué me fastidias! ¡Ve a chingar a tu madre! dijo la bruja en su
forma de lobo-.</p>
<p>Apenas me estaba recuperando, cuando se me abalanzó nuevamente a una
Velocidad relampagueante, pero esta vez estaba preparado, con un
movimiento rapidisimo, la agarré del cuello, pasé mi brazo alrededor
del cuello y empece a presionar… El animal se retorcía, me provocaba
rasguños con sus pezuñas, pero gracias al escudo no me dañaba. Presioné
con más fuerza, podía sentir su traquea… Al fin era mía.</p>
<p>En eso estaba cuando sufrió otra transformación, se convirtió en
mujer… Mi brazo seguía presionando su cuello que se resistía… Solo
era cuestión de minutos para que tronaran sus huesos… De pronto en
todo su cuerpo le salieron unas púas enormes… Si no fuera por el
campo de fuerza seguro me agujeraba el brazo, pero estas púas se
partieron por la presión… Un poco más de fuerza y todo terminaría.</p>
<p>-¡AAGGGG! ¡Piedad! ¡Por favor, aggggg! ¡Eres muy superior a mí, ten
piedad de esta pobre mujer!… ¡Agggg! Tengo hijos a quien cuidar y
alimentar… ¡Perdóname, agggg! ¡Te juro que voy a ser una buena madre!
¡Por favor, me matas… Aggg! ¡Hijos míos perdónenme! ¡¡¡Mis hijos,
lindos!!! ¡Cuánto los quiero! ¡Aggg!<br />
-No lo podía creer lo que estaba haciendo, pero sentí tan sinceras sus
suplicas… Solté un poco la presión.<br />
-¡Te lo juro, seré una buena madre! ¡Tengo un niño de 3 años y una niña
de 1 año! ¡Te lo juro por la vida de mis hijos! ¡Pieedaaad!</p>
<p>¡No podía matarla! ¡No podía dejar huérfanos a unos inocentes niños!…
¡La solté!… Cayó de espaldas… Vi su rostro, era espantoso… No
tenía ojos… No había cuencas vacías, solo piel, es cómo si nunca
tuviera ojos, es como si tuviera una frente tan amplia que le llegaba a
la nariz… Los antiguos me habían dicho que las brujas usan unas
frases malditas para sacar sus ojos y tener la habilidad de mutación y
para tener el don de volar; pero que, aún de carecer de este sentido,
podían ver mejor que cualquiera, ya que veían con los ojos de la mente.
Pero al verla detenidamente, se veía que era hermosa, con la salvedad
de los ojos… Cuando se puso de pie, pude ver una figura que sería la
envidia de cualquier mujer… Se dio vuelta y empezó a llorar…</p>
<p>-Agggggiii, agggiiii, jiiii, jijiji.<br />
-¡Espero que cumplas lo prometido y seas una buena persona de aquí para
adelante!<br />
-jijiji, ¡Jijiji, jijiji! ¡Jajajaja! ¡jajajaja! Estúpido maricón,
¡Jajaja, jajaja! ¡Ahora si me hiciste enojar, hijo de tu chingada y
putisima madre!</p>
<p>Empezó a manotear y a susurrar algo que no entendí… En eso la Yerba
empezó a crecer a una velocidad vertiginosa y empezó a enredarse en mi
cuerpo… Quise saltar, alejarme de allí, pero fue inútil, la yerba me
sujetaba con una fuerza sobrenatural.</p>
<p>-¡Maldita mentirosa!<br />
-¡Cállate, hijo de tu pinche madre! ¡Sé que no eres un humano normal!</p>
<p>¡Sé que te proteges con no sé que chingaderas! ¡Pero te vas a morir
cabrón! Tienes que respirar y ese es tu punto débil, ¡Jajaja, jajaja!
Empece a ver con terror, como las yerbas se querían meter a mi boca y a
mis orificios nasales. Cerré el escudo mental en su totalidad, pero yo
sabía que era poco el tiempo que tenía antes de que se me acabara el
aire… Tenía que pensar cómo salir de esta situación rápidamente.</p>
<p>-¡Muere, cabrón! ¡Ya muérete hijo de tu puta madre!</p>
<p>Mis ojos miraron los troncos que había derribado al ser lanzado por la
bruja cuando tenía forma de lobo… Así que, utilizando mi poder de
telequinesis, lo levanté y lo arrojé con todas mis fuerzas hacía la
maldita bruja… El troncó le pegó en el pecho, pero fue tanta la
fuerza que la arrastró hacía el otro árbol que estaba a espaldas de la
bruja y ahí se le incrustó, partiéndola en dos.</p>
<p>Al morir la bruja, las yerbas volvieron a su estado normal, y yo por
fin pude abrir mi escudo en la parte de la boca y orificios nasales
para respirar hondamente, porque ya estaba negro de la falta de aire.</p>
<p>Apenas me estaba recuperando, cuando percibí un olor insano,
nauseabundo, miré hacia todos lados tratando de identificar de dónde
procedía ese fétido olor… No se distinguía nada… La noche se hizo
más lúgubre todavía… El viento empezó a doblegar las ramas de los
arboles, el ambiente estaba gélido… De pronto se oyó un rechinido
horrendo, como cuando se abre una puerta que ha estado cerrada por
siglos… Las pálidas formas de la noche dieron paso a una puerta negra
en medio del valle… Era la entrada a las cavernas del averno… La
entrada infernal.</p>
<p>Quedó ante mí, la puerta negrisima… Aparecieron dos luces azules y
después, un poco más abajo, varias luces rojas como el fuego… Más
truenos irrumpieron el tenebroso silencio y los relámpagos quebraron
las tinieblas y… ¡Aparecieron ante mí!… Las luces azules eran los
ojos llameantes de un hombre de ropaje negro, de palidez cadavérica; su
áurea era poderosamente negra; a pesar de su palidez, se notaba
excesivamente fuerte. En su mano, sujetaba una gruesa cadena, y en la
cadena… ¡Seis monstruosos perros, de pelaje como la noche!, sus ojos
llameantes y de sus enormes y poderosas fauces emitía un humo negro y
fétido… Estos sabuesos de Satán tenían dos enormes y monstruosas
cabezas cada uno… Los ojos de estos perros, eran las luces rojas que
había visto al principio.</p>
<p>El hombre de negro emitió una voz tan macabra que me estremecí hasta
los huesos.</p>
<p>-¡Humano, he venido a matarte! Mi amo SATANACHIA me ha enviado a
quitarte tu mísera vida, pues has fastidiado a los inmortales; lo que
no te pueden perdonar, es que hayas matado a su amante predilecta.<br />
-¿¿Qui-Quién es Satanachia??… ¿¿Quién e-eres tú??<br />
-¡Mi amo es uno de los Principales de mi señor Lucifer!… ¡Yo soy
BARBATIS, su fiel sirviente! Dijo el hombre de negro, con su tenebrosa
voz-.<br />
-¿¿Eres un demonio??<br />
-¡Así nos llaman los humanos, mortal!<br />
-Yo pensé que los demonios eran horribles, pero tú, aunque feo, no lo
eres tanto como para asustarme.<br />
-¡Pobre infeliz!… ¿¿Estás preparado para sufrir y morir??</p>
<p>El Hombre cadavérico abrió su mano y los horripilantes sabuesos del
infierno se acercaron hacía mí… de las grandes fauces babeantes me
lanzaron una llamarada tan intensa que gracias a mi escudo pude
soportar… Pero el calor era abrazador… ¡La piel se me quemaba!…
De un momento a otro el escudo sería desecho. Al ver que no había
sufrido demasiado daño… Se me abalanzaron las seis bestias
infernales… Sujeté a la primera de ellas del cuello… Pero la otra
maldita cabeza del animal, me dio un mordisco en la cara; el campo de
fuerza que me protegía, empezó a ceder a la fuerza de las fauces de la
bestia. En un instante las seis bestias estaban sobre mí… Mis brazos,
piernas, torso y cabeza, estaban siendo presionadas por esas fauces
nauseabundas y diabólicas… Mi escudo estaba cediendo a pesar del gran
esfuerzo mental que estaba realizando.</p>
<p>Debía pensar rápido en como salvarme… Me acordé lo que hizo la
bruja… Mi campo de fuerza se transformó de escudo en un arma de
inmensas púas filosas que traspasaron las fauces de las bestias
malditas. El aullido fue estremecedor… Empezaron a agitarse para
liberarse de esas filosas pertuberancias invisibles… Cuando se
zafaron tenían los hocicos desechos… ¡Malditas bestias del infierno!
¡Otro ataque de estos no lo podía soportar! Debía deshacerme de ellas
lo más rápido posible… A pesar de su estado, se veían más furiosas
que nunca.</p>
<p>Eran muy peligrosas, si no las eliminaba rápidamente sería mi fin. Me
concentré lo más que pude y lancé toda mi energía mental hacía esas
seis bestias… El impacto fue impresionante, se ilumino toda la loma
del valle y las bestias desaparecieron.</p>
<p>Estaba muy agotado, el utilizar mi energía mental me quita mucha
fuerza… Entonces escuché la voz del ser cadavérico… Esa maldita voz
que me taladraba el cerebro y hacía que se me estremeciera el
esqueleto.</p>
<p>-¡Te has desecho fácilmente de mis mascotas!… ¡Eres poderoso
mortal!… ¡Eres digno de sucumbir ante mí! ¡Jajaja, jaja!
Mi cuerpo tenía un fuerte temblor… Estaba debilitándome muy rápido…</p>
<p>El frío era insoportable, la niebla seguía muy espesa y las negras
sombras eran rotas por esa mirada de azul intenso del infernal ser.</p>
<p>Ante mis ojos empezó su espeluznante transformación… Su piel pálida
se tornó de un verde oscuro, su cuerpo se lleno de fuertes y anchas
escamas; le brotaron dos enormes pertuberancias en la espalda… De
cada una de ellas, emergieron dos horribles alas membranozas, de su
frente dos gruesas y puntiagudas ornamentas… Los zapatos fueron
desechos, el izquierdo por una gran pezuña y el derecho por una enorme
pata de gallo. Su cuerpo se convulsionó aún más y se hizo más ancho y
más alto; alcanzando unos dos metros y algo… Cuando su boca se abrió,
pude observar dos columnas de filosos dientes tan grandes como los del
tiburón.</p>
<p>Yo estaba paralizado ante esta imagen… Si este demonio era mucho más
poderoso que los seis perros infernales, la iba a pasar muy mal… ¡Lo
mejor era huir de allí!.</p>
<p>Escapé lo más rápido que pude, saltaba de un árbol a otro en forma
vertiginosa; en los tramos sin arboles, corría a una velocidad que ni
yo mismo creía podía alcanzar… Pero… Siempre miraba la maldita
puerta negra del infierno tras de mí… Es como si la tuviera atada a
mi cuerpo. Al demonio lo había perdido de vista… Pero la puerta, me
seguía como si fuera mi sombra… En un momento determinado, casi choco
de frente con el demonio.</p>
<p>-¡No escaparas, mortal! ¡Eres mío! ¡Jajaja, jajaja!</p>
<p>Me dio un fuerte golpe… Ni siquiera lo vi… Solo sentí el impacto…</p>
<p>A pesar de mi escudo, me dolió hasta el alma… ¡por primera vez,
estaba asustado!</p>
<p>Con mi poder telequinético, arranqué un árbol y se lo arrojé al
demonio, puse mi mayor empeño y concentración de que era capaz… El
árbol estalló en mil pedazos antes de tocar al maldito engendro.</p>
<p>-¡Sorpresa! ¡Jajaja, jajaja! ¡Yo también puedo jugar con la mente! Dijo
el ente infernal-.</p>
<p>En un instante vi como cinco arboles se dirigían hacía mí a una
velocidad inimaginable… Rápidamente expandí el campo de fuerza de mi
escudo y los arboles estallaron en pedazos… Mi cuerpo resintió el
gran esfuerzo mental… Mi áurea se hacía cada vez más pequeña; en
cambio la del demonio iba creciendo cada vez más.</p>
<p>-¡Jajaja, jajaja! ¡Te estás debilitando, mortal! ¿¿Cuánto tiempo durará
este juego??</p>
<p>Recordé la enseñanza de un maestro, antiguo mago samurai… Era mi
única posibilidad… Concentré toda mi energía mental y de mi mano
emergió una gran energía blanca con entornos azules… Esta energía se
concentró en una magnifica espada… Pero con el esfuerzo, desapareció
el escudo mental.</p>
<p>-¡Jajaja, jajaja! Veo que quieres jugar a las espaditas… ¡Bien,
mortal! ¡Veamos que tan bien peleas!</p>
<p>De su mano emergió una gran energía negra en forma de espada… y…
¡Me atacó!… Era increíble, íbamos de un lado para otro, de un árbol a
otro, en el aire, en tierra; golpeando con nuestras espadas; a cada
choque saltaban chispas, unas blancas y otras más negras que la
noche… Mis mejores enseñanzas se plasmaron en esa lucha; golpes con
los pies, con la mano libre, con la espada… Pero todos eran
bloqueados. El también arremetía con una fuerza sobrenatural… Pero
también todos sus golpes fueron neutralizados… Nos movíamos a una
velocidad increíble… Estabamos parejos, salvo que yo me debilitaba
más y él se hacia más fuerte.</p>
<p>Solo era cuestión de minutos y todo terminaría… Estaba seguro de
morir… En un descuido, sentí un fuerte rodillazo en la boca del
estomago… Ya sin el escudo, el dolor fue intenso… Con el dolor, se
perdió la concentración, y sin la concentración mi espada
desapareció… Sólo fue un segundo, pero suficiente para que el demonio
me acabara.</p>
<p>La puerta negra del infierno seguía estando presente en la lucha, hacía
donde nos dirigiéramos en nuestra pelea, hacía allá se movía la puerta
maldita. Justo antes de descargar el demonio el golpe mortal… ¡Un
gigantesco rayo iluminó el valle, y fue a dar a la puerta de la caverna
infernal!… La luminosidad, cegó al demonio, justo lo necesario para
restablecer mi espada y atravesar al maldito engendro.</p>
<p>El aullido fue espeluznante… Tan horrendo que pasaron días para que
se me quitara el temblor de piernas que me causó. Tras el aullido
infernal, el demonio desapareció, lo mismo que la puerta de la caverna
maldita… Después la niebla se levantó y fue cuando contemplé un
hermosos cielo estrellado, y de él, sobresalía una estrella gigantesca
y hermosa en forma de cruz que brillaba intensamente. En ese momento
supe que Dios estaba a mi lado.</p>
<p>En ese momento Nino, supe mi destino… ¡Aniquilar a todo ser infernal
que exista en el mundo!.</p>
<p>Carta como ésta, recibí varias. En las que relataba sus batallas contra
seres malignos… Que tal parecía, se habían empeñado en destruirle. Se
enfrentó contra diferentes clases de vampiros, con más brujas y
hechiceros y con otros demonios. A estos, como después me dijo; no los
puede matar, solo los regresa al infierno.</p>
<p><strong>V</strong></p>
<p>Pasaron los años, y un día, recibí una carta suya; en ella me decía que
se había casado. Encontró una mujer hermosa y buena con quien compartir
su vida, era muy feliz al lado de esta mujer. Un año después, recibí
otra carta… Pero esta carta no era de mi amigo… Era de su madre…
En donde me notificaba que su hijo había sido asesinado… Qué la
policía no ha encontrado a los asesinos.</p>
<p>Yo sabía que jamas los iban a encontrar… Porque al fin había sido
derrotado en su lucha contra las fuerzas del mal. Cómo se podrán
imaginar, me sentía terriblemente deprimido… Pasaron los meses y mi
depresión continuaba… ¡No podía imaginar, porqué el mal triunfaba
sobre el bien!.</p>
<p>Un día lluvioso, estaba solo en casa, miraba a través de la ventana la
tarde nostálgica, estaba ensimismado en mis pensamientos, cuando noté
algo extraño… No se como explicarlo… Pero se me erizaron los
cabellos de la nuca, un fuerte escalofrío sacudió mi cuerpo y una brisa
helada taladró mis huesos… Percibí una extraña luminosidad a mi
espalda, al volverme… ¡Estaba ante mí!… ¡Era La Hormiga!
Sentí que me faltaba el aire… Se me nubló la vista… Mi corazón
latía con fuerza, quería escaparse de la prisión del pecho… En eso me
habló… Era una voz melodiosa, serena; y en su rostro, una sonrisa.</p>
<p>-No te asustes Nino… Soy yo, La Hormiga… Ya no estés triste por mi muerte.<br />
-¡Pe-pero… No has cruzado el túnel!<br />
-Ya lo crucé, amigo. Déjame explicarte.<br />
A pesar de la alegría que me daba el verlo, el escuchar su voz…</p>
<p>También tenía un miedo aterrador.</p>
<p>-No soy un fantasma; no soy un humano, como tú… ¡Soy un Ángel!… Si
mi querido Nino… Un Ángel… Un guerrero, mandado a la tierra sin
poderes angelicales… Pero con poderes humanos exaltados al máximo…</p>
<p>Lo que realizaba, lo puede hacer cualquier humano; pero no sabe, no
tiene el conocimiento para hacerlo.</p>
<p>-¿Y porqué no me lo dijiste antes? Conteste-.<br />
-¡Yo no lo sabía!… Cuando nos mandan a la tierra, nos borran la
memoria, para no delatarnos ante nuestro enemigo. Nos mandan a luchar
para aprender… aprender sus técnicas, sus poderes, sus mentiras…<br />
-¿Cómo; no saben los poderes del enemigo, allá arriba?<br />
-¡Si lo conocemos!… Pero, ¿cómo entrenar? Si nosotros no engañamos,
no mentimos, no distinguimos cuando uno es bueno pero debe morir para
que no cause más daño… Eso, solo en la tierra se aprende… Y el
mismo Lucifer sin saber, nos provee de la enseñanza.<br />
-Entiendo. Contesté-. Pero… ¿Cómo te destruyeron?<br />
-Mi esposa. ¿Te acuerdas de la bruja que eliminé?… ¡Era su hija!…
Tenía toda mi confianza… No tenía el escudo mental y cuando dormía en
mis entrenamientos… Con una daga envenenada… Me la incrustó en el
corazón… Los antiguos, me advirtieron… No fui lo suficientemente
veloz para restablecer el escudo… y dejé esta vida.<br />
-¿No te has vengado de ella?<br />
-La venganza es mala, mi querido amigo. Además me hizo muy feliz en el
poco tiempo de conocerla… Ella desdichadamente no será elegida…<br />
Bueno amigo, espera la buena nueva… Esta tan cerca… ¡Qué el dador
de vida este contigo… Cuídate!…<br />
-¡Espera!…</p>
<p>Todo cuanto hice para volver a hablar con él, fue inútil… Desapareció
y jamas volví a verlo.</p>
<p><strong>VI</strong></p>
<p>¡Kerubiel! Los últimos guerreros han regresado de su preparación
final… ¡Se acerca el gran día!</p>
<p>-¡Lo sé Miguel!… Ya apareció en la tierra el hijo de nuestro hermano
Lucifer… Ya sedujo a nuestros hermanos los humanos.<br />
¡¡¡¡¡PPPPrrrrruuuuuuuutttttt!!!!! Se escucho un potente sonido de
trompeta.<br />
-¿Qué significa esa señal, hermano Kerubiel? Preguntó el Arcángel
Miguel.<br />
-¡Regocíjate hermano! Contestó el jefe de los Querubines-. Es la señal
para que emprenda su viaje al mundo de los mortales el primer jinete
del Apocalipsis… El día del juicio final se acerca… Prepara tus
llaves para abrir la puerta del averno y liberar a nuestros hermanos.<br />
-¡Por fin! Pronto desenvainaré nuevamente mi espada y el aliento de
nuestro padre, el dador de vida, impulsará mi mano.<br />
Miguel se dirigió al ejercito de Ángeles guerreros.<br />
-¡Listos guerreros! ¡Pongan su mayor empeño! ¡Ya los conocen! ¡Son
crueles, blasfemos y mentirosos! ¡Ya saben quienes deben morir y
quienes ser liberados!… ¡Qué el espíritu de nuestro padre; el que no
puede ser visto sin perecer, les acompañe!</p>
<p>Los Angeles guerreros escucharon emocionados las palabras de su líder,
el Arcángel Miguel… Y entre ellos… Esta un ángel que es mi amigo…<br />
¡Un ángel apodado La Hormiga!.</p>
<p>Fin.</p>
<p>*Con cariño para mi compañero y amigo
Gerardo Vega, La Hormiga. Que desde
El cielo espera el toque de trompeta del
Arcángel Gabriel, para volver a encontrarnos.
*</p>Por: Bernardino Anguiano García (NINO) INTRODUCCIÓNHop Frog2022-11-05T06:58:00-06:002022-11-05T06:58:00-06:00https://dzulum.com/Hop-frog<p><strong>Edgar Allan Poe</strong></p>
<p>No he conocido nunca a nadie tan agudamente animado a la chanza como
aquel rey. Parecía vivir sólo para las bromas.</p>
<p>Contar una buena historia del género chusco, y contarla bien, era el
medio más seguro de conseguir su favor. Por eso ocurría que sus siete
ministros se distinguían por sus cualidades como bromistas. Seguían
todos el ejemplo del rey, que era un hombre grande, corpulento, grueso,
tal como son los guasones inimitables. Que la gente engorde por las
bromas o que haya en la grasa algo que predisponga a la chanza, no he
sido nunca capaz de decidirlo; pero es indudable que un bromista flaco
es rara avis in terris.</p>
<p>Respecto a los refinamientos, o fantasmas del ingenio como él los
llamaba, al rey le preocupaban muy poco. Sentía una especial admiración
por la broma de resuello, y la soportaba con frecuencia en su longitud,
por amor a ella. Los melindres le aburrían. Hubiera él preferido el
Gargantúa, de Rabelais, al Zadig, de Voltaire, y por encima de todo,
las chanzas efectivas se ajustaban a su gusto mejor que las de palabra.
En la fecha de mi relato, los bufones de profesión no habían pasado por
completo de moda en la corte. Varias de las grandes «potencias»
continentales conservaban aún sus «locos», quienes iban vestidos de un
modo abigarrado con gorros de cascabeles, y debían estar siempre
prontos a lanzar en todo momento dichos agudos, en compensación a las
migajas que caían de la mesa real.</p>
<p>Nuestro rey, como era natural, conservaba su «loco». El hecho es que él
necesitaba algo en el sentido de la locura, aunque sólo fuese para
contrapesar la pesada sabiduría de los siete sabios que eran sus
ministros, sin mencionarle a él.</p>
<p>Su «loco» o bufón profesional era, además, no sólo un loco. Su valía
aparecía triplicada a los ojos del rey por el hecho de ser también
enano y cojitranco. En aquellos tiempos los enanos eran tan corrientes
en la corte como los «locos» y muchos monarcas hubieran encontrado
difícil pasarse los días (días que son más largos en la corte que en
cualquier otra parte) sin un bufón para reírse con él, y sin un enano
para reírse de él. Pero, como he indicado ya antes, sus bufones, en
noventa y nueve casos de ciento, son gordos, redondos y pesados; de
modo que era un motivo no pequeño de personal satisfacción para nuestro
rey poseer en Hop-Frog (éste era el nombre del «loco») un triple tesoro
en una misma persona.</p>
<p>Creo que el nombre de Hop-Frog* no era el que le habían puesto al
bautizarle sus padrinos, sino que le fue conferido, con el asentimiento
unánime de los siete ministros, dada su torpeza para andar
*. Hop, saltar, brincar, y frog, rana.</p>
<p>como los otros hombres. En realidad, Hop-Frog podía avanzar únicamente
con una especie de paso interjeccional, algo entre el salto y la
reptación, un movimiento que producía al rey una diversión ilimitada, y
por supuesto, un consuelo, pues (no obstante la protuberancia de su
panza y una hinchazón constitucional de su cabeza) el monarca era
considerado por toda su corte como un tipo magnífico.</p>
<p>Pero aunque Hop-Frog, a causa de la distorsión de sus piernas, podía
moverse tan sólo con, mucho trabajo y dificultad por un camino o por el
suelo, la prodigiosa potencia muscular con que la naturaleza parecía
haber dotado a sus brazos, a modo de compensación por la deficiencia de
sus miembros inferiores, le hacía capaz de realizar muchos actos de una
maravillosa destreza cuando se trataba de árboles, cuerdas o cualquier
otra cosa por donde trepar. En tales ejercicios se parecía mucho más a
una ardilla que a un mono pequeño o que a una rana.</p>
<p>No podría yo decir con exactitud de qué país procedía Hop-Frog. Debía
de ser de alguna comarca bárbara de la que nadie había oído hablar, muy
alejada de la corte de nuestro rey. Hop-Frog y una joven mucho menos
enana que él (pero de exquisitas proporciones y maravillosa danzarina)
habían sido arrebatados con violencia de sus respectivos hogares, en
unas provincias contiguas, y enviados como presentes al rey por uno de
sus generales siempre victoriosos.</p>
<p>En tales circunstancias no era nada sorprendente que una estrecha
intimidad uniese a los dos pequeños cautivos. En realidad, llegaron a
ser muy pronto dos amigos juramentados. Hop-Frog que, pese a dedicarse
mucho a la broma, era poco popular, no podía prestar grandes servicios
a Tripetta; pero ella, merced a su gracia y exquisita belleza (aun
siendo enana), era universalmente admirada y mimada, poseía, por tanto,
mucha influencia, y no dejaba nunca de emplearla, siempre que podía, en
beneficio de Hop-Frog.</p>
<p>En una gran ocasión fastuosa - no recuerdo ya cuál - el rey decidió dar
una mascarada, y siempre que se celebraba una mascarada o cualquier
fiesta por el estilo en su corte, los talentos de Hop-Frog y de
Tripetta tenían una intervención segura en ello. Hop-Frog especialmente
poseía tal inventiva en materia de espectáculos, sugiriendo nuevos
personajes y creando trajes para los bailes de disfraces que parecía
que nada podía hacerse sin su concurso.</p>
<p>Había llegado la noche señalada para la fiesta. Se había decorado o un
magnífico salón, bajo la dirección de Tripetta, con toda la
ingeniosidad posible para dar brillantez a la mascarada. La corte
entera vivía en una. espera febril. En cuanto a los trajes y
prestancias, cada cual como puede suponerse, había hecho su elección en
semejante materia Muchos los habían decidido (así como los róles que
iban a adoptar) con una semana y hasta con un mes de anticipación, y al
fin y al cabo,
no existía la menor indecisión en ningún participante, excepto en lo
que concernía al rey y a sus siete ministros. No podría yo decir por
qué vacilaban, como no se tratase de otro género de bromas. Era muy
probable que la dificultad en adoptar su decisión tuviera por causa su
gordura. Sea como fuere, transcurría el tiempo, y como último recurso
enviaron a buscar a Tripetta y a Hop-Frog.</p>
<p>Cuando los dos amiguitos obedecieron el requerimiento del rey, le
encontraron tomando su vino en compañía de los siete miembros de su
consejo de ministros; pero el monarca parecía estar de muy mal humor.</p>
<p>Sabía que Hop-Frog no era aficionado al vino, pues la bebida excitaba
al pobre cojitranco hasta la locura, y la locura no es un sentimiento
grato. Pero al rey le agradaban sus propias chanzas y hallaba placer en
forzar a Hop-Frog a beber y (según la expresión real) «en que estuviese
alegre».</p>
<p>-Ven aquí, Hop-Frog -dijo, cuando el bufón y su amiga entraron en el
salón-; tómate este vaso lleno a la salud de vuestros amigos ausentes
-al oírlo Hop-Frog suspiró-, y luego préstanos el concurso de tu
imaginación. Necesitamos papeles (papeles que representar, hombre),
algo nuevo, fuera de lo corriente. Estamos aburridos de esta eterna
monotonía. ¡Vamos, bebe! El vino iluminará tu ingenio.</p>
<p>Hop-Frog se esforzó, como de costumbre, por replicar con una chanza a
los requerimientos del rey; pero el esfuerzo fue excesivo. Era
casualmente el cumpleaños del pobre enano, y la orden de beber por sus
«amigos ausentes» hizo brotar lágrimas de sus ojos. Gruesas y amargas
gotas cayeron abundantes en el vaso que con humildad había cogido de la
mano de su tirano.</p>
<p>-Ja, ja, ja!-rugió este último, mientras el enano vaciaba con
repugnancia el vaso-. ¡Mira lo que puede hacer un vaso de buen vino!
¡Vaya, tus ojos ya brillan!</p>
<p>¡Pobre muchacho! Sus grandes ojos centelleaban más que brillaban, pues
el efecto del vino sobre su excitable mentalidad era tan poderoso como
instantáneo. Dejó el vaso nerviosamente sobre la mesa y miró a su
alrededor a los presentes con una fijeza de semidemencia. Parecían
todos ellos muy divertidos con el éxito de la broma regia.</p>
<p>-Y ahora, al trabajo -dijo el primer ministro, un hombre muy grueso.<br />
-Sí-dijo el rey-. Vamos, Hop-Frog, préstanos tu ayuda. Papeles, mi
buen mozo; necesitamos papeles, los necesitamos todos nosotros. ¡Ja,
ja, ja!<br />
Y como aquello significaba una seria broma, las siete risas hicieron
coro a la del rey.</p>
<p>Hop-Frog rió también, aunque débilmente, como algo distraído.</p>
<p>-Vamos, vamos! –dijo el rey, impaciente–. ¿No se te ocurre nada?<br />
-Intento encontrar algo nuevo –replicó el enano, absorto, pues se
sentía de todo punto trastornado por el vino.<br />
-Cómo que intentas! –gritó el tirano con ferocidad–. ¿Qué quieres
decir con eso? ¡Ah! Ya comprendo. Estás malhumorado y necesitas más
vino. ¡Vamos, tómate esto!<br />
Llenó hasta el borde otro vaso y se lo ofreció al cojitranco, que lo
miró, atónito, y respiró entrecortado.<br />
-Bebe, te digo –gritó el monstruo– o por los demonios…!</p>
<p>El enano titubeaba. El rey se puso rojo de rabia. Los cortesanos
sonreían estúpidamente. Tripetta, pálida como un cadáver, avanzó hasta
el asiento del monarca, y arrodillándose ante él, le suplicó que
perdonase a su amigo.</p>
<p>El tirano la miró durante unos instantes, asombrado, sin duda, de su
audacia. Parecía no saber qué hacer ni qué decir, ni cómo expresar
dignamente su indignación. Por último, sin pronunciar una sílaba, la
empujó con violencia lejos de él y le arrojó el contenido del vaso
lleno a la cara.</p>
<p>La pobre muchacha se levantó como pudo, y no atreviéndose siquiera a
suspirar, volvió a ocupar su puesto junto a la mesa.</p>
<p>Hubo como medio minuto de silencio de muerte, durante el cual hubiese
podido oírse caer una hoja o una pluma. Fue interrumpido por el sonido
de un rechinamiento bajo, pero ronco y prolongado, que pareció salir de
repente de todos los rincones de la estancia.</p>
<p>-Por qué, por qué, por qué haces ese ruido? –preguntó el rey,
volviéndose, furioso, hacia el enano.</p>
<p>Este último parecía haberse repuesto en gran parte de su embriaguez, y
mirando fija, pero tranquilamente a la cara del tirano, exclamó con
sencillez:<br />
-Yo, yo? ¿Cómo puedo haberlo hecho yo?<br />
-El ruido me pareció venir de fuera –observó uno de los cortesanos-.</p>
<p>Me figuro que es el loro en la ventana afilándose el pico sobre los
barrotes de su jaula.</p>
<p>-Es cierto–confirmó el monarca, como sintiendo un gran alivio ante
aquella idea–; pero por mi honor de caballero hubiese jurado que era
el rechinar de los dientes de este vagabundo.</p>
<p>A lo cual el enano se echó a reír (el rey era un bromista harto
inveterado por hacer ninguna objeción a nadie que riese) y mostró una
ancha, potente y muy repulsiva dentadura. Además, declaró que bebería
gustoso cuanto vino quisieran. El monarca se apaciguó; y Hop-Frog,
habiendo ingerido otro vaso lleno, sin notarse que le hiciera ningún
mal efecto, entró inmediatamente en el plan de la mascarada.</p>
<p>-No puedo decir por qué asociación de ideas –observó, muy tranquilo y
como si no hubiese probado vino en su vida–, precisamente después que
vuestra majestad golpease a esta muchacha y le tirase el vino a la
cara, y mientras el loro hacía ese extraño ruido por fuera de la
ventana, uno de los juegos de mi país que figuran con frecuencia en
nuestras mascaradas, pero que aquí resultará nuevo en absoluto. Por
desgracia, no obstante, requiere un grupo de ocho personas y…<br />
-Aquí somos ocho!–gritó el rey, riendo de su agudo descubrimiento de
aquella coincidencia–, ocho en un grupo. Yo y mis siete ministros.<br />
¡Vamos! ¿Cuál es esa diversión?<br />
-Nosotros la llamamos –explicó el cojitranco– los «Ocho orangutanes
encadenados», y es, de veras, un juego soberbio cuando se realiza bien.<br />
-Lo reslizaremos así –dijo el rey, levantándose y frunciendo el ceño.<br />
-La belleza del juego –prosiguió Hop-Frog– consiste en el espanto
que produce en las mujeres.<br />
-Magnffico! –rugieron a coro el monarca y su gobierno.<br />
-Os vestiré yo de orangutanes -. -continuó el enano-; confiad en mí.</p>
<p>El parecido será tan sorprendente, que todos los compañeros de la
mascarada os tomarán por verdaderos animales, y naturalmente, se
quedarán aterrados y atónitos.</p>
<p>¡Eso es delicioso! -exclamó el rey-. ¡Hop-Frog, haré de ti un hombre!
-Las cadenas tienen por objeto aumentar la confusión con su ruido
discordante. Se supondrá que habéis escapado, en massa a vuestros
guardianes. Vuestra majestad no puede concebir el efecto que producen
en una mascarada ocho orangutanes encadenados, que la máyoría de los
asistentes se imaginan son de verdad, precipitándose con gritos
salvajes entre una multitud de hombres y mujeres delicada y
suntuosamente vestidos. El contraste es inimitable.</p>
<p>-Lo será –dijo el rey; y el consejo se levantó en seguida (pues se
hacía tarde) para poner en ejecución el plan de Hop-Frog.</p>
<p>Su manera de disfrazar a todo aquel grupo de orangutanes era muy
sencilla, pero eficaz prácticamente para su propósito. En la época de
mi relato se veían muy rara vez los animales en cuestión en cualquiera
de las partes del mundo civilizado, y como las imitaciones hechas por
el enano eran lo bastante semejantes a unas bestias, y más que bastante
horrorosas, su parecido a las verdaderas estaba asegurado.</p>
<p>El rey y sus ministros fueron, ante todo, embutidos en camisas y
calzoncillos muy ajustados, de elástica. Luego los untaron de brea. En
este momento de la operación alguien de la partida sugirió el empleo de
plumas; pero la sugestión fue al punto rechazada por el enano, que
convenció pronto a los ocho, por medio de una demostración ocular, de
que el pelo de unos animales como los orangutanes se representaba mucho
mejor con lino. Por consiguiente, pusieron una espesa capa encima de la
brea. Buscaron luego una larga cadena. Primero la pasaron alrededor de
la cintura del rey, y la remacharon; después, alrededor de otro miembro
del grupo, y la remacharon tanbién; luego, sucesivamente, alrededor de
cada uno, de la misma manera. Cuando estuvo terminado este
encadenamiento, separándose unos de otros lo más posible, formaron un
círculo, y para hacer mayor el parecido, Hop-Frog pasó el resto de la
cadena de un lado a otro del círculo, en dos diámetros, conforme a la
manera adoptada hoy día por los cazadores del chimpancé u otros grandes
simios en Borneo.</p>
<p>El gran salón, donde se iba a celebrar la mascarada, era una pieza
circular, muy alta, que recibía la luz solar por una sola claraboya en
el techo. De noche (que era la hora en que se utilizaba en particular
aquella estancia) estaba iluminada principalmente por una gran aralia
colgada de una cadena en el centro de la claraboya, y que bajaba o
subía por medio de un contrapeso ordinario; pero (con objeto de no
afear su aspecto) este último pasaba por fuera de la cúpula y por
encima del techo.</p>
<p>El arreglo del salón había sido confiado a la dirección de Tripetta, si
bien en algunos detalles estuvo guiada, al parecer, por el criterio
tranquilo de su amigo el enano. Por sugerencia de éste, en aquella
ocasión habían quitado la araña. El goteo de la cera (que hubiera sido
imposible evitar en una atmósfera tan caldeada) habría causado un serio
detrimento en los ricos trajes de los invitados, quienes, dado el
amontonamiento de la gente en el salón, no hubiesen podido todos
mantenerse apartados del centro, es decir, de debajo de la araña.</p>
<p>Candelabros adicionales fueron instalados en varias partes del salón,
fuera del sitio destinado a la gente, y una antorcha, que exhalaba un
grato olor, fue colocada en la mano derecha de cada de las cariátides,
que se erguían contra el muro en número de cincuenta o sesenta en
total.</p>
<p>Los ocho orangutanes, siguiendo el consejo de Hop-Frog, esperaron
pacientemente hasta medianoche (cuando el salón estaba lleno de
máscaras) para hacer su aparición. Pero apenas el reloj acababa de dar
las companadas, cuando se precipitaron, o más bien rodaron todos
juntos, adentro, pues la traba de sus cadenas hizo caer a muchos de
ellos, y tropezar a todos al entrar.</p>
<p>La excitación entre las máscaras resultó prodigiosa y llenó de alegría
el corazón del rey Como se esperaba, fue grande el número de invitados
que supusieron que aquellos feroces seres eran efectivos animales de
cierta especie, sino orangutanes de verdad. Muchas damas se desmayaron
de terror, y si el rey no hubiese tenido la precaución de prohibir toda
clase de armas en el salón, él y su banda habrían pa.gado la broma con
su sangre. En suma, hubo una carrera general hacia las puertas; pero el
rey había mandado que las cerrasen inmediata-mente después de su
entrada, y por indicación del enano, habían depositado las llaves en
sus manos.</p>
<p>Cuando el tumulto estaba en su apogeo, y cada máscara no atendía más
que a su propia salvación (pues, en realidad, con aquellas apreturas y
con aquella excitación de la multitud existía un gran
peligro real), pudo verse la cadena que servía de costumbre para colgar
la araña y que había sido también retirada, descender gradualmente
hasta que su extremo ganchudo estuvo a tres pies del suelo.</p>
<p>Pocos instantes después, el rey y sus siete amigos habiendo rodado por
la sala en todas direcciones, se hallaron, por último, juntos en el
centro, y por de contado, en contacto inmediato con la cadena. Mientras
estaban en aquella posición, el enano, que les había ido pisando, sin
ruido, los talones, incitándolos a preservarse del choque, asió la
cadena por la unión de las dos partes que cruzaban el círculo
diametralmente y en ángulos rectos. Entonces, con la rapidez del
pensamiento, encajó en ella el gancho que servía para colgar la aralia;
y en un instante como por un agente invisible, la araña encadenada se
elevó lo bastante alta para poner el gancho fuera de todo alcance, y
como consecüencia inevitable, arrastró a los orangutanes juntos en
apretada unión y cara cara.</p>
<p>Las máscaras, entretanto, se habían repuesto en cierto modo de su
alarma, y empezando a considerar todo aquello como una broma bien
preparada, lanzaron una fuerte carcajada ante la posición de los monos.
–Dejádmelos!–gritó entonces Hop-Frog; y su voz penetrante se oía
fácilmente entre el estrépito– Dejádmelos a mí. Creo que los conozco.</p>
<p>Con sólo que pueda verlos bien, podré deciros en seguida quiénes son.</p>
<p>Entonces, gateando sobre las cabezas de la multitud, se las compuso
para llegar al muro; luego cogiendo una antorcha de una de las
cariátides, volvió como había venido hacia el centro del salón, saltó
con la agilidad de un mono sobre la cabeza del rey, y desde allí trepó
unos cuantos pies por la cadena, bajando la antorcha para examinar el
grupo de orangutanes, gritando sin cesar:<br />
-¡Pronto descubriré quiénes son!</p>
<p>Y entonces, mientras la reunión entera (incluyendo los monos) se
retorcía de risa, el bufón lanzó de pronto un agudo silbido, al tiempo
que la cadena subió violentamente cerca de treinta pies, arrastrando
con ella a los aterrados y forcejeantes orangutanes, y dejándolos
suspendidos en mitad del aire entre la claraboya y el suelo. Hop-Frog,
aferrado a la cadena, se elevó con ella manteniendo aún su posición con
respecto a los ocho disfrazados y bajando siempre su antorcha hacia
ellos, como si intentase descubrir quiénes eran.</p>
<p>Toda la reunión quedóse tan atónita ante aquella ascensión, que hubo
después un silencio de muerte, que duró unos minutos. Fue interrumpido
precisamente por un ruido de rechinamiento bajo, ronco, como el que
antes había atraído la atención del rey y de sus consejeros cuando
aquél arrojó el vino a la cara de Tripetta. Pero en la presente ocasión
no se trataba de buscar de dónde salía aquel ruido. Salía de los agudos
dientes del enano, quien los hacía rechinar como si los triturase en la
espuma de su boca, y clavaba sus ojos, con una expresión de rabia
enloquecida, en el rey y sus siete compañeros, cuyas caras estaban
vueltas hacia él.</p>
<p>-¡Ja, ja, ja! –dijo, por último, el furibundo enano–. ¡Ja, ja, ja!
¡Empiezo a ver ahora quiénes son estas gentes!<br />
Y entonces, con el pretexto de examinar al rey desde más cerca,
aproximó la antorcha al vestido de lino que envolvía a aquél y que
ardía al instante como una sábana de llama viva. En menos de medio
minuto los ocho orangutanes ardían todos furiosamente, en medio de los
chillidos de la multitud que los contemplaba desde abajo, sobrecogida
de horror y sin poder prestarles la menor ayuda.<br />
Finalmente, las llamas, aumentando de pronto en virulencia, obligaron
al bufón a trepar más arriba por la cadena, fuera de su alcance,y al
hacer este movimiento la multitud volvió a quedar sumida durante un
segundo en el silencio. El enano aprovechó la oportunidad y habló de
nuevo:<br />
-Ahora veo claramente –dijo– qué clase de gentes son estas máscaras.</p>
<p>Veo un gran rey y sus siete ministros, un rey que no tiene escrúpulos
en golpear a una muchacha indefensa, y sus siete ministros que le
incitan a ese ultraje. En cuanto a mí, soy no más que Hop-Frog, el
bufón, y ésta es mi última bufonada.</p>
<p>A causa de la gran combustibilidad del lino y de la brea a que estaba
adherido, apenas terminó el enano su breve discurso. cuando se había
consumado la obra vindicadora. Los ocho cadáveres se balanceaban en sus
cadenas, masa fétida, negruzca, horrenda y confusa. El cojitranco
arrojó su antorcha sobre ellos, trepó despacio hacia el techo, y
desapareció por la claraboya.</p>
<p>Se supone que Tripetta, apostada sobre el tejado del salón, sirvió de
cómplice a su amigo en aquella venganza incendiaria, y que huyeron
juntos hacia su país, pues a niguno de los dos se los volvió a ver
nunca mas.</p>Edgar Allan PoeIncursiones Nocturnas2022-11-05T06:58:00-06:002022-11-05T06:58:00-06:00https://dzulum.com/Incursiones-nocturnas<p><strong>MIGUEL CALLEJÓN</strong></p>
<p><em>“…and a cat.”<br />
Edgar Poe, “The Black Cat”</em></p>
<p>Hastur era un gato negro, grande y lustroso que vivía apaciblemente en
un piso al oeste de la ciudad. Solía animar a su amo con sus juegos, ya
que éste tendía a la melancolía, pero ésto dejó de funcionar cuando su
prima fue encontrada muerta en su piso; estaba desnuda y había sido
semidevorada por ratones. La depresión en la que cayó esta vez fue
devastadora.</p>
<p>-Pobre Julia… ojalá hubieses estado allí, amigo mío -le decía,
mientras acariciaba su negra testa. Hastur, al parecer contagiado por
el mal que devoraba a su amo, comía menos cada día, aunque se mantenía
igual de rollizo: a juzgar por sus desapariciones nocturnas, el felino
dedicaba esas horas a cazar y devorar ratones. A veces volvía con el
morro lleno de sangre.<br />
-Tú también la querías, ¿verdad, chico? -le dijo al gato una noche,
poco antes de acostarse. El gato maulló, tal vez en señal de
afirmación. Le abrió una ventana, y le dijo: -Anda, sal y véngate en mi
nombre de esos bichos infectos.</p>
<p>El gato se montó en el alféizar de la ventana con un ágil salto. Maulló
de nuevo, y después saltó al tejado vecino, a unos metros por debajo.<br />
Poco después, se perdió en la oscuridad.</p>
<p>Su amo, adormilado, dejó entornada la ventana para que el gato entrase
a la mañana siguiente.</p>
<p>Las pupilas de Hastur se habían ensanchado al máximo. Ya había hecho
varias veces ese mismo trayecto, pero siempre lo sorprendían aromas y
sonidos diferentes; esta vez fue el olor rancio que salía de la ventana
de una de las chabolas lo que llamó su atención. De un salto se
encaramó a ella y miró al interior. Un bulto negro se dibujaba en el
centro de la habitación, en total oscuridad incluso para un gato.<br />
Silenciosamente, entró y se acercó a él: era una cuna. Sus orejas
puntiagudas recogieron los ligeros sonidos que produce un bebé mientras
duerme.</p>
<p>Un ratón se escabulló ante él, pero Hastur le hizo caso omiso. Nunca le
habían gustado los ratones.<br />
Entonces, de un salto se subió a la cuna y de un mordisco le arrancó un
pedazo de carne al pequeño, que expiró con un gemido.</p>
<p><em>(Nota: El término “Hastur” apareció por primera vez en el cuento “Haïta
the Shepherd”, de Bierce, referido a un dios de los pastores. Más
tarde, R. W. Chambers lo utilizaría, con un matiz más siniestro, en su
“The King in Yellow”; con Lovecraft, el dios Hastur se convertiría en
una deidad terrible:<br />
“I found myself faced by names and terms that I had heard elsewhere in
the most hideous of connections - Yuggoth, Great Cthulhu, Tsathoggua,
YogSothoth, R’lyeh, Nyarlathotep, Azathoth, Hastur, Yian, Leng, the
Lake of Hali, Bethmoora, the Yellow Sign, L’mur-Kathulos, Bran, and the
Magnum Innominandum - and was drawn back through nameless aeons and
inconceivable dimensions to worlds of elder, outer entity at which the
crazed author of the Necronomicon had only guessed in the vaguest way.”
H. P. Lovecraft, “The Whisperer in Darkness”
® Miguel Callejón B.</em></p>MIGUEL CALLEJÓNInvocación2022-11-05T06:58:00-06:002022-11-05T06:58:00-06:00https://dzulum.com/Invocacion<p>Un instante después de haber terminado la Invocación, el suelo se llenó
de hormigas, y las ventanas comenzaron a hervir con la febril actividad
de gigantescas moscardas azules. En poco tiempo habrían logrado entrar.</p>
<p>Sabia que el Libro aconsejaba dar gracias a Dios por haber permitido el
contacto con los demonios, pero por algún motivo, aquello me pareció
una blasfemia aún mayor que el acto que acababa de realizar. Una
gigantesca polilla golpeó con fuerza contra el plafón de la lampara
sobre mi cabeza. Creí que iba a romperlo. Miré al suelo. El círculo de
tiza seguía intacto, y ninguna hormiga lo había traspasado.</p>
<p>De pronto, sentí una arcada incontrolable. No había pensado que la
presencia de aquellos insectos abominables pudiera afectarme tanto,
pero verlos todos juntos, saliendo de ninguna parte y reptando por el
suelo y las paredes de la habitación, me produjo una impresión nefasta.</p>
<p>Sabia que no debía derrumbarme, que eso era lo que los demonios estaban
esperando. Debía mantenerme dentro del círculo, y en aquel instante
comprendí qué contra mis previsiones iniciales, lo había dibujado
demasiado pequeño. Apenas tenía espacio para mis propios pies, y temía
borrar descuidadamente algún trazo esencial. Rápidamente, repasé el
Libro, en busca del conjuro de despedida, sólo por si acaso. Mis manos
recorrieron nerviosamente las paginas gastadas y crujientes, y estuve a
punto de dejarlo caer, lo cual hubiera sido un desastre.</p>
<p>Levanté la vista hacia la ventana. Las moscas habían logrado entrar
todas, pero se limitaban a permanecer ominosamente en la pared,
moviéndose espasmódicamente en espera de alguna señal por mi parte.</p>
<p>Afuera se había levantado una terrible ventolera, porque los cristales
golpeaban contra los marcos y el aire silbaba una canción espectral que
por algún motivo me pareció que contenía palabras, aunque de ningún
idioma que hubiera oído antes, y que sin embargo estuve a punto de
entender. Contuve un repentino impulso de dirigirme hacia la ventana
para abrirla cuando ya casi mis pies habían comenzado a hacer el
movimiento. Debía alejar de mi mente ese tipo de pensamientos.</p>
<p>Un aire frío invadió la estancia, y en mi piel se formaron pequeños
bultitos. Los brazos comenzaron a temblarme sin que pudiera
contenerlos. Sabía que aquello era la señal de que los demonios habían
entrado por fin, y de que estaban amargados como yo suponía. Miré a mi
alrededor ansiosamente, pero no halle señal alguna de su presencia.</p>
<p>Realmente, pensé, no tenia ni idea de cómo podrían presentarse ni de
cual sería su número. El Libro no decía nada sobre este particular.</p>
<p>Sobre mi cabeza revoloteaba nerviosa la polilla, golpeando una y otra
vez contra la lampara, pasándome junto a la cabeza y realizando ese
fantasmagórico zumbido característico de las alas membranosas. Me
pregunté si no sería aquella polilla…</p>
<p>Y entonces los vi sobre la pared. Eran rostros repulsivos y
enloquecedores, apenas meras sombras que sin embargo poseían
movimientos propios, y supe que me estaban mirando y supe que su mirada
contenía un odio puro, indescriptible. Nervioso, repasé de nuevo el
Libro, pero las paginas comenzaron a pasar a toda prisa ante mis ojos,
como movidas por el viento, y tuve que detenerlas con la mano libre,
mientras que con la otra apenas si podía evitar que el volumen se me
escapase volando. En la pagina que buscaba hallé sus nombres,
Shrronghothoth, Abjadacsimm y Bheghosthrro, y los pronuncié en voz
alta. Las sombras de la pared parecieron agitarse borrosamente mientras
tanto. Algo estaba mal. Deberían haber contestado, pensé. Cerré el
Libro y lo guardé en el interior de mi camisa, para poder así sacar del
bolsillo la lista con mis peticiones.</p>
<p>Pero de inmediato, uno de los muebles más pesados, una estantería
cargada de libros, se elevó unos centímetros en el suelo y comenzó a
dar pesados golpes contra la pared, haciendo caer algunos tomos al
suelo. Pronto todos los demás muebles hicieron lo mismo, y en el piso
observé que las huellas de algo grande e invisible se acercaban desde
la pared de las siluetas hacia el círculo donde me encontraba, haciendo
crujir la madera, y me estremecí, porque sabia que alguien no invitado
había comparecido. Detrás de mi se levantó un fuerte viento que irguió
los faldones de mi camisa, helándome la espalda. Las huellas se
detuvieron al llegar junto al círculo de tiza, y comenzaron a rodearlo
muy lentamente, como un animal cerca a su presa antes de abatirse sobre
ella. Cuando hubieron dado una vuelta completa, que seguí aterrado con
la mirada, las sombras de la pared se diluyeron y creí escuchar unas
risas infantiles encerradas en un murmullo de conversaciones sin
palabras.</p>
<p>Un hedor apestoso se adueñó de la habitación. Creí percibir los
efluvios de excrementos animales, tabaco negro y sudor humano. Sentí
ganas de vomitar, las ganas de correr hacia la ventana se acrecentaron
de nuevo. Me encontraba paralizado por el terror, y cuando estaba a
punto de abrir de nuevo el Libro para consultar el modo en que debía
dar fin al aquelarre, una voz sonó a mis espaldas:<br />
-¿Quién eres?</p>
<p>Me volví rápidamente, casi trastabillando con mis propios pies. Una
figura borrosa se sentaba tranquilamente en el sillón del fondo, pero
antes de que pudiera fijar mi vista en él, alzó un brazo y se encendió
la lampara de pie que estaba a su lado, sin apenas dejarme tiempo para
acostumbrar de nuevo la vista a la recién creada luminosidad.</p>
<p>Era un joven. El rostro flaco y demacrado, blanquecino y sin señales.</p>
<p>El pelo, muy corto, y la barba, apenas sin afeitar. Me miraba fijamente
tras unas ligeras gafas metalizadas, y en sus ojos leí un desprecio tan
profundo que hasta entonces no creí que pudiera existir. Vestía una
sencilla camisa de cuadros abotonada hasta el cuello y unas pesadas
botas militares. Lo reconocí enseguida, porque sabía que lo había visto
antes espiando mis sueños. A su alrededor flotaban decenas de mariposas
de brillantes colores, revoloteando junto a su cara y acercándose a la
lampara. Con una mueca horrenda, una sonrisa totalmente carente de
alegría, volvió a decir:<br />
-¿Quién eres?</p>
<p>Aquella voz me aterrorizó. No se correspondía con el rostro que estaba
mirando, sino con el de una mujer muy joven, casi el de una niña. Era
tenebrosamente seductor, y por un instante estuve tentado de
adelantarme, saliendo del círculo de tiza. Traté de pronunciar alguna
frase, pero las palabras quedaron atrapadas en mi garganta, porque aún
no sabía qué contestar, ni siquiera si debía decir nada en voz alta. No
estaba seguro de que él supiera que yo estaba allí. Pero no fue
necesario: de pronto, el demonio comenzó a emitir lo que parecían unas
horrísonas gárgaras, que se transformaron en una risita infantil. La
luz se apagó.</p>
<p>Me di cuenta que el corazón me latía demasiado aprisa, y temí que algo
pudiera ocurrirme, cuando el dolor se hizo más persistente. Necesitaba
sentarme, pero una vez más lamenté la estrechez del interior del
circuló protector. Me llevé la mano al pecho y traté de espaciar mi
apurada respiración. Estaba sudando abundantemente, creí que tenia
fiebre. ¿Me habrían encontrado dentro del círculo…? Era imposible
saberlo.</p>
<p>En el rincón donde había estado el joven ya no había nadie. Fijé de
nuevo la vista y creí percibir sólo ligeras sombras que se
contorsionaban juguetonas por la pared. La pestilencia se acentuó y una
vez más sentí ganas de abrir la ventana. Volví la vista hacia ella, y
de improviso, ambas hojas se abrieron con una violencia espantosa,
dejando pasar un fortísimo viento helado. Los cristales comenzaron a
golpear furiosamente contra las paredes y temí que se pudieran quebrar,
pero por algún motivo, aún más temí que alguien pudiera escuchar el
ruido y entrar en aquel instante.</p>
<p>El viento helado secó mi sudor, pero no se llevó la asquerosa fetidez.</p>
<p>Los muebles comenzaron a golpear otra vez, los libros salieron
despedidos en todas direcciones, y algunos cayeron por la ventana. En
mi boca percibí los primeros síntomas del agrio vómito aproximarse y mi
cuerpo se convulsionó en una primera y dolorosa arcada que casi me
parte la espalda con un dolor seco. Traté de agacharme, aún dentro del
círculo, y esta vez no sólo comprobé que no tenía espacio suficiente,
sino que el Libro que había guardado dentro de la camisa me impedía
doblarme. El armario abrió de golpe una de sus puertas, y el espejo que
tenía en su interior se rompió en mil pedazos, que se unieron al
estropicio general. Algunos trozos pasaron peligrosamente junto a mi
rostro.
Con mucho cuidado, extraje lentamente el Libro, y busqué nerviosamente
entre sus páginas. Sin embargo, no era sencillo leer en la oscuridad, y
mientras fijaba frenéticamente la vista en los arcanos, una ráfaga de
viento me sorprendió, arrebatándome el Libro de las manos, y haciéndolo
caer al suelo, muy cerca del círculo… pero fuera.</p>
<p>Definitivamente, el terror se adueñó de mí. Sabía que no podía
abandonar la protección del círculo, pero necesitaba consultar el Libro
para detener la desastrosa invocación. Me agaché dolorosamente, pues
aún era posible recuperarlo desde dentro, pero al acercar mi mano, las
páginas se agitaron furiosamente como lacerantes palpos, y el entero
volumen salió despedido fuera de la habitación, volando en alas del
viento. Observé que en el suelo, el círculo de tiza comenzaba a
desdibujarse con la acción del aire, y de finas, casi imperceptibles,
gotas de lluvia, y lamenté no haber utilizado tiza roja. Bien sabía que
una vez deshecho el círculo, yo quedaría a merced de lo que hubiera ahí
fuera, de aquello que había convocado, y bien sabía que no tendría
ningún tipo de piedad.</p>
<p>Me llevé las manos a la cara, tratando de recordar. Eso era lo único
que podía salvarme ahora. Traté de recordar la lectura apresurada, el
modo de deshacer el conjuro sin peligro para el celebrante, pero en mi
mente sólo había danzantes evocaciones de los momentos en que había
retado al médium y de cómo había leído precipitadamente los primeros
salmos, creyendo que todo sería seguro y sencillo. En mi mente se
agolparon los recuerdos de los recuerdos, las figuras casi reales de lo
que estaba pensando en el momento de lanzar el reto y de practicar el
conjuro. Páginas crujientes y amarillas volaron en mi imaginación, pude
sentir de nuevo el tacto grasiento del papel en los dedos, pero en
ellas sólo había símbolos que apenas formaban palabras, y aun éstas
carecían de significado para mí. Cerré los ojos con fuerza y algunas
palabras volvieron a mi boca, para sólo escapar un instante después,
burlonas. Sólo entonces supe que jamás lograría recordar el hechizo de
despedida, y desesperado, comencé a gritar, más allá de mis propias
fuerzas. Chillé todo lo alto que me permitieron los pulmones, hasta
desgarrar por completo las cuerdas vocales. Chillé y aullé hasta
desgañotarme, cerrando los ojos con fuerza, haciendo coro con la
cacofonía que ya se debatía a mi alrededor…</p>
<p>Y cuando abrí los ojos, la habitación estaba en calma.</p>
<p>La ventana, cerrada. El armario, con las puertas cerradas. Los pesados
estantes inmóviles, y los libros en su sitio. No había ningún insecto,
y la luz de la lámpara sobre mi cabeza brillaba con la fuerza de sus
cien watios. Ni la menor presencia de aquel hediondo miasma que había
atufado mis pulmones. El único ruido era el de mi respiración acelerada
y el de mis dientes castañeteando. Incluso la temperatura era de nuevo
agradable, la proporcionada por el radiador. Y a mis pies, el círculo
estaba completo e intacto.</p>
<p>Sonreí, y casi sentí que el dolor de la espalda había cesado. La
felicidad me invadió y respiré profundamente. Abandoné el interior del
círculo, y entonces… sólo entonces… llegó la negrura.</p>
<p>FIN</p>Un instante después de haber terminado la Invocación, el suelo se llenó de hormigas, y las ventanas comenzaron a hervir con la febril actividad de gigantescas moscardas azules. En poco tiempo habrían logrado entrar.La Brecha2022-11-05T06:58:00-06:002022-11-05T06:58:00-06:00https://dzulum.com/La-brecha<h3 id="autor-vindicador">Autor: Vindicador.</h3>
<h3 id="email-vindicadorhotmailcom">email: vindicador@hotmail.com</h3>
<p>Me pregunto si será marica. Desde luego tiene toda la pinta, con sus
pantalones cortos pasados de moda, su sonrosada cara de pan, esa
alopecia incipiente torpemente ocultada, y la gelatinosa barriga
asomando entre el espacio dejado por los botones de la camisa. Sí,
seguro que es uno de esos pervertidos reprimidos que se la chupan a
desconocidos en parques de maricas.</p>
<p>-Y bien… duda unos instantes Ya tenía ganas de conocerte.
Maldita sea, es un marica y me ha traído a su apartamento para
chupármela. Pues va dado. A la menor intención de arrimarse, le voy a
dar bien. Va a saber este marica lo que es bueno.<br />
-Sí.<br />
-Sí. Uno se cruza a diario por las escaleras, y aun así, es un
desconocido para sus vecinos.<br />
Nos quedamos callados.<br />
-Con tu novia si que he hablado alguna vez dice al fin.<br />
-Sí respondo.<br />
Éste cerdo pervertido, seguro que me está tanteando.<br />
-Sí insisto -, mi novia. Llevamos ya tres años juntos.<br />
-Vaya, eso es estupendo.<br />
Seguro, sarasa.<br />
Mira a través de la ventana como buscando inspiración, y otra vez me
vuelve a mirar.<br />
-¿Te apetece tomar algo?<br />
-Bien, una cerveza estará bien.<br />
-Solo tengo Coca Cola light y té frío.<br />
No hay duda.<br />
-Bien, una Coca.<br />
-De acuerdo.</p>
<p>El marica se levanta. Dios mío, tiene un culo gigantesco. Sale de la
habitación.</p>
<p>Me pongo a inspeccionar a mi alrededor. He de reconocer que me intriga
ver como será la casa de un marica. Las paredes están empapeladas en un
deleznable estampado verde, y las estanterías que cubren la pared,
están repletas de figuritas de porcelana. Sobre la mesa hay un libro
abierto. Lo cojo para ver el título. El beso de la mujer araña.</p>
<p>-¡¿TE ECHO HIELO?! le oigo gritar.<br />
-Sí, gracias.<br />
-¡¿QUÉ?!<br />
-¡QUE SÍ!</p>
<p>Le oigo trastear con puertas de armario. De repente un ruido sordo y
una maldición: ¡Cáspita!<br />
Cáspita, un insulto de maricón.</p>
<p>Aparece por la puerta con un vaso de Coca Cola en cada mano. Media hora
después llega su culo. Me pasa el vaso y se sienta frente a mí. Tiene
una pequeña brecha abierta en la calva. Pienso en hacérselo notar, pero
decido que mejor no, que se joda, no vaya a ser que quiera que le de un
besito en la frente.</p>
<p>Me pasa un vaso y voy a darle un trago cuando recuerdo las enfermedades
de los maricas. Dejo el vaso en la mesa, junto al libro.</p>
<p>-Tu novia me dijo que eres boxeador.<br />
-Así es.</p>
<p>Me pregunto que cojones hace mi novia hablando con este julandrón,
aunque ya se sabe que los maricas y las mujeres, se llevan bastante
bien.</p>
<p>-Y tú, ¿tienes novia? pregunto.<br />
Se queda pálido y al fin responde.<br />
-No, no. No exactamente.<br />
-¿Qué quiere decir que no exactamente? O la tienes, o no la tienes.<br />
-Bu-bueno tartamudea -, digamos que tengo una amiga.<br />
-Vaya, vaya, así que una amiga.<br />
-Sí, algo así.<br />
Da un trago a su vaso. De la brecha, empieza a caérsele un hilillo de
sangre. El muy gilipollas ni se entera. Me mira. Pone cara de que me lo
va a pedir en ese mismo instante.</p>
<p>-La verdad… es que te he invitado a mi casa… para hablar
precisamente de eso.</p>
<p>El hilo de sangre aumenta, y empieza a empaparle la patilla. Quizás
debería decírselo, pero me vería obligado a explicarle por qué no se lo
había dicho antes. Aunque simplemente podría decir que me acababa de
dar cuenta. Le veo ahí, con su cara de pan, dispuesto a decirme que
quiere chupármela, con la sangre goteándole por la cabeza, y me entran
unas tremendas ganas de partirme de risa. Me pongo la mano en la boca
para que no se me vea la sonrisa, y miro al suelo.</p>
<p>-Veras, te he mentido sigue él -. Sí que tengo novia.</p>
<p>Aprieto con fuerza la mano. No sé si seré capaz de dominar las ganas de
descojonarme en su cara.</p>
<p>-La conocí hace unos meses.<br />
Pues muy bien, maricón.<br />
-¿De qué te ríes?<br />
-No, nada, sigue digo apretando la mano más todavía.</p>
<p>La sangre mana cada vez en más cantidad. El tío tiene media cara
cubierta y ni se entera, ¿pero qué podría decirle ahora? Quizás lo
mejor sea que me largue.</p>
<p>-Bueno, pues como te decía, conocí a esa chica y conectamos enseguida,
pero hay un problema… y es que ella tiene novio. Pero ¿a donde vas?
Espera, he de acabar de contártelo.</p>
<p>El desgraciado se está quedando blanco como la pared.</p>
<p>-Bien, bien, pero es que tengo prisa.<br />
-De acuerdo, acabaré rápido. Bueno, la chica tiene novio y no se atreve
a hablar con él. Así que aquí estoy.<br />
-¿Qué quieres decir?<br />
La sangre llega hasta el hombro.<br />
-Que los dos tenemos la misma novia.</p>
<p>El silencio llena la habitación. Nos quedamos mirándonos. A mí se me
han pasado las ganas de reír. Él se toca la frente y se da cuenta de
que está desangrándose. Lanzo un puñetazo contra la estantería y
cientos de trocitos de porcelana vuelan por los aires. Continuo
golpeando. La madera y mis nudillos crujen de forma similar. Cuando
tengo los puños demasiado doloridos, la emprendo a patadas, hasta que
la casa acaba convertida en un paisaje post nuclear.</p>
<p>Dejo caer los brazos. Respiro profundo. Decido que no voy a matar a ese
tipo. Le miro. Está tumbado sobre el sofá con los ojos cerrados. Tiene
la camisa cubierta de sangre. Me acerco a tomarle el pulso, pero no lo
encuentro por ningún sitio.</p>
<p>Me pregunto qué es lo que le voy a contar a la policía.</p>
<p>FIN</p>Autor: Vindicador.La Cabeza2022-11-05T06:58:00-06:002022-11-05T06:58:00-06:00https://dzulum.com/La-cabeza<h3 id="robert-bloch">Robert Bloch</h3>
<p>Una mañana, cuando Jon tenía diez años, llovía demasiado como para que
él saliera a matar a alguien.</p>
<p>Desde la parte superior de la cueva contempló la tormenta, diciéndose
que la lluvia era marica, hermano. Pero se sentía bien.</p>
<p>Entonces Jon guardó el cuchillo debajo del cinturón de su slip y bajó a
los túneles para buscar a alguien a quien pudiera hacérselo. Sólo que
no podía atrapar ninguno de los más chicos porque corren cuando lo ven
venir. Y sabe que si no tuviera cuidado alguno de los grandes se lo
haría a él.</p>
<p>A él no le atraía, ni cuando lo hizo Grope, pero al menos Grope impedía
a los otros ofenderlo. Grope era el más grande de toda la cueva, y no
dejaba que nadie se lo hiciera a sus damas mayores o sus chicos excepto
él.</p>
<p>La bronca existía, Grope había salido a cazar cabezas con la pandilla y
Jon no confiaba en los otros. Aunque llovía las mujeres estaban afuera
en los campos y los chicos corrían sueltos por la cueva con sus
cuchillos y mazas, produciendo ruido. Cuando recorría los túneles
laterales, Jon pudo escuchar los sonidos exteriores risas y gritos y
lamentos.</p>
<p>Entonces Jon se mantuvo en medio de la gran cueva donde las hogueras de
las cocinas iluminaban el camino. Cada banda tenía la suya, con un
tullido cuidando que nunca se apagara. Los tullidos eran muy viejos
para cazar o trabajar en los campos y no podían hacer más, por lo que a
la mayoría se los mataba, pero siempre dejaban algunos para cuidar las
hogueras.</p>
<p>Los chicos nunca iban a las hogueras solos. Jon recuerda que una vez
cuando él era un pequeño, Grope encuentra un chico que trata de robar
comida de una olla. Grope lo agarra y lo estrella contra una roca.
Luego ella misma termina en la olla. Los otros chicos ríen, ja, ja,
pero no olvidan. Y después de eso se mantienen lejos de las hogueras,
excepto a la hora de comer.</p>
<p>Por eso, era seguro quedarse en la gran cueva ahora, pero Jon estaba
inquieto, quería hacer algo. Entonces agarró una antorcha y bajó al
túnel lateral de Grope muy despacio y con cuidado, por si alguien se
escondía allí. Pero el túnel estaba vacío y él se arrastró en la
oscuridad hasta que pasó el lugar donde se duerme y encuentra el hueco
de entrada a las madrigueras más allá. Había muchas madrigueras
retorcidas a través de la roca y Jon conocía bien su camino. Casi nunca
nadie va hasta allí.</p>
<p>Había rocas caídas dentro de los túneles, demasiadas para que los
grandes treparan, pero Jon empezó a trepar cuando era un chico pequeño
y fue siempre el único. Así encontró el lugar secreto.
El lugar secreto estaba muy abajo. Jon pasó por rocas caídas, donde las
paredes eran lisas. No rocas, las paredes, sino algo más. Como su
cuchillo, duro y brillante. Y entonces él fue donde estaba el zumbido.
Cuando acudió allí por primera vez, el zumbido lo asustó, pero se
acostumbró después de un tiempo. Nunca lo lastima, sólo algún ruido
detrás de las paredes lisas. Ahora se quedó donde no necesitaba
antorcha porque había luz. La luz venía de algún lado atrás como el
zumbido.</p>
<p>Nadie sabía del zumbido o la luz y Jon nunca lo contó porque era parte
del secreto.</p>
<p>El secreto residía en una pequeña cueva de la pared lisa con más
zumbido y guiños de luces de abajo de un estante con perillas. Jon
recuerda cómo lo asustó hace tiempo ver la gran burbuja brillante en el
estante, que él trató de romperlo con una roca pero la roca rebotó.
Entonces él tuerce perillas que no se aflojan, pero viene más luz de la
burbuja brillante y luego pudo ver lo que había dentro.</p>
<p>Eso era el secreto real, flotando dentro de la burbuja con las cosas
largas y finitas que le salían de las orejas y el cuello.</p>
<p>Una gran cabeza, toda arrugada y peluda. Ojos bien cerrados, boca
cerrada también. Muerta.</p>
<p>Hasta que Jon tuerce perillas como hizo la primera vez. Ahora las
chispas saltan de las cosas largas y finitas.</p>
<p>Los ojos se abren, lo miran. La boca se abre también.
Y la cabeza dice, “Buen día, Jon.”</p>
<p>Buen día, Jon.</p>
<p>Pudo oír su voz que lo decía, pero pudiera ser que no fuera la mañana:
el tiempo no tenía importancia aquí. Y no era realmente su voz sólo la
emisión artificial del mecanismo alimentado por el débil impulso
eléctrico de su lengua y nervios laríngeos; amplificada
electrónicamente, como su audición.</p>
<p>¿Cómo era la vieja frase? Inteligentes como el demonio, estos chinos.
Inapropiado, por supuesto. Los chinos no habían perfeccionado esta
variación de la técnica criónica; de hecho se había llegado a ella
exactamente antes del amenazado holocausto termonuclear. Ellos habían
anticipado los resultados, y ésta era la solución. Una solución
química, en la cual el cerebro era preservado y reactivado
eléctricamente.</p>
<p>Era la única salida que habían encontrado. No podían salvar la
atmósfera, no podían salvar los artefactos, no podían salvar la vida
humana. Pero tal vez, bajo estas condiciones, pudieran salvar el
conocimiento.</p>
<p>Razonaron que todo conocimiento registrado es perecedero libros y
cintas y microfilms están sujetos a la desintegración. O, aunque se
preserven, a la mala interpretación. Y las computadoras no eran la
solución; no se podía generar energía perpetua ni mantenerla en una
escala suficiente como para alimentar grandes unidades, y no tendrían
ninguna utilidad para quien no tuviera un sofisticado entrenamiento.</p>
<p>La única fuente segura de sabiduría seguía siendo la mente. Seleccionad
las mentes, seleccionad los poquísimos psicológicamente aptos para
soportar semejante stress y preservadlos. Ubicadlos en refugios de
seguridad estratégicamente situados a gran profundidad, y enganchadlos
a los mecanismos autosuficientes de input y output. Más tarde o más
temprano alguien los encontrará. Habrá supervivientes; eventualmente la
atmósfera se desprenderá de la polución. Entonces los remanentes de la
raza humana, preparados para la regeneración, tropezarían con las
reservas secretas, las secretas fuentes de ciencia y arte y saber que
estaban esperando para reconstruir un nuevo mundo de las ruinas.
Ese había sido el plan. Había otras mentes enterradas en varios lugares
subterráneos de alta seguridad; podía ser que no hubieran sido aún
descubiertas, podía ser que no lo fueran nunca. Pero la ley de
posibilidades, la ley de accidente, había llevado a esta resurrección.</p>
<p>Yo soy la resurrección y la vida, dijo el Señor. Y un pequeño niño los
conducirá. Un niño, merodeando por las cuevas y dando con esta unidad,
manipulando torpemente los artilugios extraños, reactivando su
conciencia.</p>
<p>Miró a la criatura agachada frente a él. Borrosa, indistinta, fuera de
foco. Mejor corregir eso.</p>
<p>Jon, ¿puedes oírme?</p>
<p>La figura agachada cabeceó.</p>
<p>-Bien. Ahora escucha atentamente. ¿Recuerdas lo que te dije las otras
veces que viniste, sobre los interruptores?</p>
<p>La criatura pestañeó. Algo lo estaba desconcertando. Interruptor. No
entendía la palabra. ¿Qué término conocería?</p>
<p>La perilla, Jon. La perilla de la izquierda.</p>
<p>La criatura cabeceó nuevamente, y se inclinó hacia adelante.</p>
<p>Allí. Empújala para arriba. Despacio no mucho solo un poquito. Así está
mejor.</p>
<p>Sí, ahora podía ver con claridad. ¿Pero era mejor? ¿Era realmente mejor
tener una visión clara de esta figura semidesnuda, este antropoide
blanco? Ni siquiera blanco, en realidad, sino un nuevo cruce étnico de
Caucásico y Negroide, un producto de generaciones de endogamia en la
oscuridad perdida.</p>
<p>Sus confrontaciones previas habían producido poco más que el
conocimiento del nombre de Jon; su gente no tenía historia, ninguna
conciencia de continuidad. Por lo que Jon sabía, siempre habían vivido
en cuevas, siempre escarbando la cicatrizada superficie exterior y
superior para encontrar yemas para los cocimientos, siempre cazando
grupos de otras cuevas para complementar ocasionalmente con carne su
dieta diaria. Tenían fuego, resguardo, armas toscas, la semblanza de
supervivencia de una subcultura urbana basada en el concepto de
agrupación y territorio. Todo esto era lo que había recogido en
pacientes interrogatorios, y tal vez era todo. Salvajes.</p>
<p>Desechó la idea; no era importante. Lo que importaba ahora era que esta
criatura era todo lo que quedaba de la humanidad. La esperanza del
futuro, la única esperanza superviviente.</p>
<p>Podía hablar. “Cuéntame algo, hermano.”</p>
<p>Hermano. Esta criatura pertenecía a la humanidad, a lo que quedaba de
ella. Despojado de todo, arrancado de la civilización, su lenguaje se
reducía a una jerga tosca.</p>
<p>Dios, ¿cómo se podía educar esto? ¿Cómo podría tan sólo comunicarse con
claridad? Pero tenía que hacerlo, debía, era el único camino.</p>
<p>Cómo hablar de algo, hermano.</p>
<p>Y él habló.</p>
<p>Otra vez, como tantas otras antes, le contó a Jon la historia. Le contó
de los viejos tiempos, los días de la inocencia antes de las guerras,
cuando la gente caminaba libre y orgullosa sobre la faz de la tierra y
construía sus ciudades resplandecientes cuyas agujas se perdían en lo
alto; construían sus esperanzas más altas aún, remontándose a las
estrellas.</p>
<p>Eso es lo que era para Jon, un cuento. Estaba escuchando, siempre
escuchaba, pero obviamente no creía. No más de lo que la humanidad
había creído en el Jardín del Edén.</p>
<p>De algún modo, por supuesto, este nuevo mundo era el Jardín del Edén
del cual hablaba la Tierra antes de la Caída. Y la creciente disidencia
que había conducido a la guerra la lucha racial, política, religiosa,
ideológica, sexual, con su falta de comunicación a todo nivel había
sido como la torre de Babel. Hasta la misma guerra final era como un
Diluvio que aniquilaba el mundo. Sus supervivientes no se refugiaron en
la cima de las montañas; en su lugar estaban dentro de ellas. Los hijos
de Noé, agazapados en esta cueva.</p>
<p>Se escuchó a sí mismo a la emisión mecánica de su pensamiento- y
reconoció en qué medida todo ello sonaba como un cuento de hadas. Así
le sonaban a él los relatos bíblicos en los viejos tiempos. Fábulas,
fantasías, folklore. Si para él había sido difícil concebir la
simplicidad del Jardín del Edén, cuánto más difícil debía de ser para
Jon percatarse de la realidad de una civilización complicada.</p>
<p>Y sin embargo era verdad. Había existido la esperanza de un paraíso en
la tierra, hasta que la humanidad lo convirtió en un infierno. Para la
mayoría, el infierno había sido una horrorosa pesadilla de dolor y
miedo, repentina y breve, seguida de un olvido piadoso. Pero el
verdadero significado de infierno les había sido revelado solamente a
unos pocos, como él. Él sabía realmente lo que era el infierno.</p>
<p>El infierno era eterno.</p>
<p>El infierno era una oscuridad que nunca moría, una pesadilla que nunca
terminaba. El infierno era el dolor y el miedo de estar vivo y
consciente en esa oscuridad, absolutamente aislado, incapacitado de
ver, o hablar o aun moverse. El infierno era estar a solas con sus
pensamientos para siempre; pensamientos que no dormían jamás,
pensamientos que resonaban eternamente con un griterío inaudible que
destrozaba el cráneo.</p>
<p>Ése era su infierno, antes de que Jon lo encendiera. Y ése era su
infierno cuando Jon lo apagaba, dejándolo solo en la oscuridad.</p>
<p>Por eso ahora no importaba realmente si Jon le creía o no, siempre que
estuviera dispuesto a escucharlo. Porque si estaba escuchando no lo
apagaría.</p>
<p>Sigue hablando, manténlo interesado. Cuéntale de cualquier cosa, de
todo. Del radar, los láseres, la fisión, la fusión, los super y
subsónicos, el microcosmos, el macrocosmos, los dáctilos y
pterodáctilos, de todas las maravillas y tropiezos del mundo.</p>
<p>Y entonces, Jon, comenzarnos la conquista del espacio. Aterrizamos en
la luna.</p>
<p>Ya lo contaste Jon se puso de mal humor; estaba aburrido. Cuenta de
grandes matanzas.</p>
<p>Grandes matanzas. La guerra. Él no quería hablar de la guerra; eso era
Información Reservada, Alta Seguridad, las órdenes selladas y la
directiva que lo habían mandado aquí al Área Secreta. Operación
Supervivencia así la habían denominado, el procedimiento que lo situó
bajo el cuchillo en el momento mismo en que la tierra temblaba y las
cimas se derrumbaban sobre su cabeza. Pero había obedecido, todos
habían obedecido; los científicos y cirujanos transpirando al esgrimir
sus escalpelos bajo las hirvientes luces electrónicas antes de la
oscuridad final. Sus palabras le volvieron a la mente.</p>
<p>Pero maldito sea, ¿no lo entiende? No es la muerte ¡estará vivo! Es
inevitable que alguien lo encuentre tarde o temprano y cuando esto
suceda, cuando lo enciendan, usted renacerá. Y también la raza humana
renacerá con el saber por usted conservado.</p>
<p>Ésa era la esperanza que había sido depositada junto a él en la
oscuridad, el propósito que lo había sostenido a través del vacío
terrible, interminable.</p>
<p>Pero eso no era lo que Jon quería oír. Estaba nuevamente reticente,
rascándose una axila.</p>
<p>Más matanza dijo Jon. Bombas. Tú sabes, hermano.</p>
<p>Yo no sé dijo él. Y tú tampoco sabes. Tú no eres un hombre eres un
niño. Por eso debes escucharme, escucharme y aprender. Hay otras cosas
en la vida además de matar y comer y copular. Si me escuchas puedo
enseñarte.</p>
<p>Cuenta cómo haces bombas Jon sonrió. Algún día yo mato a Grope.</p>
<p>No, esa no es la forma.</p>
<p>Jon sacudió la cabeza porfiadamente.</p>
<p>¡Cuéntame!</p>
<p>Contarle ¿qué? Dónde estaban las palabras, cómo podía llegar a él,
enseñarle, rescatarlo del salvajismo, sacar a su gente de la barbarie.</p>
<p>¿Y qué palabras servirían las de Jesús, Buda, Mahoma, Lao Tsé, Platón,
Spinoza, Confucio, Shakespeare? ¿Qué profetas, sacerdotes, filósofos,
sabios o eruditos en la historia de la humanidad le podían mostrar la
solución?</p>
<p>Tenía que encontrar ahora esas palabras, por el bien de Jon, por su
propio bien, aunque sólo fuera para que no lo apagara, para no ser
vuelto a ese silencio incesante, a esa oscuridad ciega. Un cerebro,
enterrado vivo dentro de una montaña.</p>
<p>Montaña. Desierto. ¿No había conducido Moisés a una multitud nómada a
través del desierto, y escalado una montaña? Supongamos que la Babel
bíblica y el Diluvio fueran alegorías. Supongamos que hubiera habido
entonces una destrucción termonuclear ¿y la misma solución? Los
científicos de una civilización olvidada habían dado con el secreto de
la salvación, preservando una inteligencia viva hasta el día en que
fuera encontrada por algún primitivo sobreviviente, escondida a la
espera de traer nuevamente al mundo la luz de la verdad. Supongamos que
Moisés hubiera ido a las montañas, encontrado la cueva, tropezado con
ese mecanismo, encendiéndolo, y oído la voz de Dios.</p>
<p>Firme, ahora, A Dios no le espantaría la oscuridad como le espantaba a
él, Dios no tendría temor de ser apagado. Tú no eres Dios. Recuérdalo.</p>
<p>Pero puedes ser la voz de Dios.</p>
<p>Tú puedes ser la voz de Dios y Jon puede ser Moisés. Háblale con las
palabras de Dios, para que pueda conducir a su gente a la Tierra
Prometida.</p>
<p>No matarás dijo.</p>
<p>Jon frunció el ceño, sacudiendo la cabeza.</p>
<p>Yo mato a Grope. Ves.</p>
<p>No. Grope es tu padre. Honra a tu padre y a tu madre, ¿entiendes?
Jon gesticuló, los ojos desasosegados, resentidos. No estaba
interesado.</p>
<p>¡Pero tenía que haber un camino! Un camino para la salvación de Jon y
de los otros, un camino para la salvación de sí mismo. Porque si era
apagado otra vez, sabía que se volvería loco, final e irrevocablemente
loco, y no habría ninguna voz de Dios, sólo el contorsionar, el arañar,
el desesperado retorcerse de su cerebro a punto de explotar, sólo en la
oscuridad, para siempre. Habría oscuridad en los cielos y la tierra, y
sin su voz, Dios estaría muerto. Jon estaba buscando la perilla.</p>
<p>Buscando, aburrido e impaciente.</p>
<p>Él no podía impedirlo. Sólo Dios tenía ese poder. Salvación. La
salvación por medio de la oración. Sí, ése era el camino.</p>
<p>Entonces habló. Habló las únicas palabras que salvarían al mundo, las
palabras que nunca morían, las palabras de sabiduría, las palabras de
los tiempos, las palabras de Dios.</p>
<p>El Señor es mi pastor: Nada me faltará. Él me ha hecho yacer en verdes
praderas; Él me ha conducido a las aguas calmas. Él ha restaurado mi
alma.</p>
<p>Ahora Jon escuchaba. ¿Entendería? ¿Había quedado en esta criatura la
humanidad suficiente como para comprender la verdad? La respuesta
decidiría para siempre su destino, el destino de Jon, el destino del
mundo, el destino de Dios.</p>
<p>Entonces Jon sonrió y la respuesta llegó.</p>
<p>Eso es basura, hermano dijo Jon.</p>
<p>Y lo apagó.</p>
<p>La cabeza. Robert Bloch<br />
The Head (The Ides Of Tomorrow, 1976).<br />
Traducción: Mirta Rosemberg.<br />
Los idus del mañana. Selección de Terry Carr<br />
Col. Fenix. Adiax, 1982</p>Robert Bloch