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    El expreso del olvido

    EL EXPRESO DEL OLVIDO.

    ¿Que pasa?, ya son las 10 :00 p.m. y el maldito camión no ha llegado, maldición, ya debería estar aquí, si me deja no se que voy a hacer, se me ha acabado el dinero, y no quiero molestar a mis tíos, además, mañana hay escuela…. ¡Chin! el cuento, aún no lo he escrito…

    ¡Por fin! aquí viene el camión, ya sabía que no me dejaría… Han pasado tantas cosas en éstos últimos días, no se que hacer, pensar o sentir… La vida es tan extraña un día amas al mundo y al día siguiente… Ya tengo que abordar, sino me voy a quedar aquí varado.

    Entro lentamente al camión, el pasaje está oscuro, los asientos se dividen en dos líneas a mis costados, el aire tiene un sabor a despedida, y las lágrimas en los ojos de algunos abordantes, reflejan que el viaje significa distancia… no es de los mejores en los que he viajado - asiento 17, gracias - tengo que acomodar mi equipaje, ojalá duerma toda la noche, mañana tengo trabajo. El asiento es cómodo, creo que dormiré bien.

    Mi mente viaja por los paisajes del pasado, un pasado demasiado cercano para mi gusto. El camión comienza a moverse, avanza lentamente y el ruido del motor tiene un efecto adormecedor en mi.

    Pronto, estamos fuera de la terminal, la noche se apodera de nuestros sentimientos ; algunos, abandonamos la tierra en que hemos nacido, otros emigran con la esperanza de un mañana mejor. De pronto me doy cuenta de un hecho que había pasado desapercibido desde mi llegada a la Gran Ciudad : estaba solo. Lo más extraño es que no me daba miedo, es más, me apasionaba ; me daba una gran sensación de libertad, de independencia.

    Es verdad, soy un soñador, un grito en el desierto, un grano de arena en medio de la nada, un idealista, un sueño perdido entre la inmensidad del recuerdo… Algunos lo creerían un defecto, pero yo no, he pensado que el ensueño, el deseo, la esperanza, son herramientas que valiéndose de la decisión y la seguridad, nos ayudan a romper fronteras, y a alcanzar metas. Hace calor, no me había percatado, ¡Y yo que llevo puestas dos sudaderas! Me despojo del exceso de ropa. ¡Mucho mejor!

    Mi mente comienza a viajar por las barreras del infinito, no es raro, ya es tarde, y la película que pasan en los pequeños monitores del camión, ya la he visto antes… comienzo a cabecear… y lentamente me sumerjo en un profundo sueño… lo necesitaba. Un ruido estridente se apodera del ambiente, se respira la adrenalina, y los gritos de los pasajeros se mezclan con el fuerte rechinar de llantas del autobús. De pronto un golpe seco termina con todo, pierdo conciencia de mi, de mi transporte, de la vida y la muerte, y de pronto, todo es oscuridad otra vez.

    Despierto, contemplo unos segundos las estrellas que se expanden en el cielo frente a mis ojos, son hermosas, y lo más curioso es que siempre están ahí, juntas, alentándose las unas a las otras para seguir brillando. La hierba húmeda en la que reposa mi maltratado cuerpo me da la sensación de un día de campo, uno de aquellos que hace ya muchos años hacía con mi familia, recuerdos felices, y algunos dolorosos cruzan inesperadamente mi mente… caigo inconsciente de nuevo.. esto ya se hace costumbre. No se cuanto tiempo ha pasado, el dolor es espantoso, trato de levantarme y veo mi cuerpo bañado en sangre, no se que duela más, la herida de mi pierna por la que asoma mi destrozado fémur, o mi fuego interno que consume todos y cada uno de mis anhelos.

    Logro levantarme, una punzada de inmenso dolor se apodera de mi costado, es un vidrio, debió haberse colado hasta ahí cuando salí volando por la ventana del camión… ¡El camión! ¡Los pasajeros! ¡Debo ir a ver si hay algún sobreviviente!

    Logro levantarme y camino, mejor dicho, me arrastro hacia los restos del camión. Fue un choque en grande la camioneta Pick up, contra la que nos estrellamos, golpeó a un lujoso auto deportivo, un 300ZX si no me equivoco, el cual, a su vez fue a parar contra un par de automóviles que circulaban por el eje contrario. Todo es confusión aquí, la policía federal de caminos, ya ha llegado, y las ambulancias lloran a lo lejos.

    Se escucha un grito de dolor, el fuego, ilumina la noche oscura; mi pierna, ¡como duele!… logro llegar hasta lo que queda de los vehículos, nadie parece notar mi presencia, todos corren de un lado para otro, - se necesita un médico por aquí - grita una voz indefinible - ¡Ayúdenme por favor!- nadie me escucha. Lástima que no soy médico, sino podría ayudar en algo. Estoy dispuesto a rendirme, a dejar de luchar, a dejar de vivir, tengo frío, he perdido mucha sangre, no puedo más…¡Maldita sea!, ¡Esto no puede terminar así!, ¡Esto no puede terminar aquí! Por favor Dios, ayúdame, ¿acaso tu también me has abandonado? ¿Acaso Madre mía, no puedo confiar más en ti? ¡Tu lo prometiste! Estar ahí cuando te necesitemos. ¡Ahora te necesito!… es inútil, cierro mis ojos y espero el fin.

    Es curioso, al final de la existencia, la vida pasa frente a tus ojos, como capítulos de una película. Y al final de ella, todo lo que queda es igual… recuerdos y sueños, algunos logrados, otros en la caja de “pendientes”, pero al final, todo es igual, no alcanzo a distinguir, mis sueños y mis recuerdos, se mezclan en un mismo sentir, y se van alejando cada vez más y más… escucho la lejana risa de un niño, - Mamá, ¿ya viste cuantos juguetes?- pregunto inocente - Si - contesta una voz que me es vagamente familiar - este año te portaste bien, y los reyes han sido buenos contigo. - Viajo hacia otro lugar, otro tiempo - Si quieres fumar puedes hacerlo - creo que es la voz de mi padre - No estoy de acuerdo pero, ahora vas a convertirte en un hombre. ¡Siempre podrás contar conmigo! - esas palabras tienen un fuerte efecto en mi, y nuevamente me traslado hacia otro tiempo y lugar. - Disculpa todo lo que te he echo - no puedo distinguir a la persona con la que hablo, si, es mi hermana. Sigo viajando, es un viaje largo y pesado, nadie dijo que explorar el mundo del subconsciente espiritual fuera una tarea fácil - Yo también te amo - la voz que me habla en eco, penetra hasta mi corazón, y mis labios, besan la fantasía del primer amor…

    De pronto escucho mi nombre, no es un sueño, ni un recuerdo. ¡Es real! ¡Estoy vivo!, mi dolor físico ha desaparecido, pero las heridas abiertas, siguen sangrando, y mi alma se drena junto con el rojo matiz del dolor… vuelvo a escuchar mi nombre, esta vez más fuerte. Los policías, las ambulancias, han desaparecido, ahora estoy yo, el humeante camión, y el auto deportivo. ¡De ahí viene la voz!

    Me acerco corriendo al auto, me siento más ligero que nunca, pero súbitamente algo me detiene, es ELLA, tirada en el pavimento, indiscutiblemente es ella, sus ojos castaños que imploran una mirada, sus labios carnosos que lloran por un beso, es ella, y su cuerpo ensangrentado grita que la abrace. La tomo lentamente en mis brazos le miro a los ojos, sonríe, - aún te amo - dice, y sus palabras terminan con mis penas. - Yo te amo más - le respondo con un susurro, y con una sonrisa se despide del valle de lágrimas y vuela hacia la inmensidad de Dios.

    ¡NO! mi grito rompe el aire, el cielo parece contraerse en un nudo de emoción, y el tiempo se detiene. Mis heridas se reabren, pero ésta vez sangran al doble, el dolor inunda mis sentidos, el dolor se apodera de mi cuerpo y espíritu y la vida se aferra a un pequeño hálito de esperanza, que poco a poco se ve disuelto en la sangre, hasta el punto de desaparecer…

    Despierto en el camión, el sudor ha empapado mi sudadera y mi cuerpo, no puedo creerlo, era un sueño.

    Hemos llegado, mi destino no era tan lejano como parecía ser, tomo mis cosas y me dirijo despacio a la salida del camión - ¿Quiere un taxi? - no respondo, prefiero caminar.

    La fría noche, se presenta en las delgadas y viejas calles de mi pueblo. Mientras camino, medito sobre la vida, tan vana y tan compleja, tan hermosa y tan dura, tan dulce y tan amarga ; miles de personas a lo largo de la historia han tratado de describirla, Yo pienso que es como el amor, se siente, se vive ; pero es imposible definirla…

    Llego a mi casa, abro la puerta, y lentamente, como un zombi subo a mi habitación. Está mucho más ordenada que de costumbre, mi cama luce invitadora a una buena siesta, parece que las paredes hubiesen resentido mi ausencia. Ahí en el buró, junto a la pequeña estatuilla de la Virgen que me regaló mi abuela en Navidad, se encuentra una foto de nosotros dos, abrazados, juntos, tan felices… una lágrima de cristal recorre mis mejillas, realmente, hacíamos una bonita pareja…

    Publicación January 1, 2022
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