La Bestia poseía a la Bella
Autor: Inaseres Gomez
Lola había sido violada un año atras y después de eso empezó la pesadilla. Regresaba de la escuela, se sentía cansada así que decidió tomarse un baño. Sus manos enjabonadas pasaban por sus enormes pechos que se irguieron con ese movimiento. Sintió que dedos enormes le apretaban los pezones. Abrió los ojos aterrada. Trató de correr pero una fuerza inhumana la empujó contra la pared. Sus piernas se abrieron solas y un violento espectro la atravesó con su monstruosa virilidad.
Gritó de dolor y lo empujó, pero el aborto del Diablo la sostuvo de la cabellera y prosiguió sacudiendo el frágil cuerpo hasta quedar satisfecho.
La chica cayó al suelo. Después, reinó el silencio. Su madre la encontró llorando en un rincón de la regadera. Ella le contó todo a su familia pero nadie le creía. Únicamente su hermano presentía que había algo de verdad en su historia, sin embargo tampoco podía imaginar que era víctima de un degenerado invisible.
El padre de la chica decidió mandarla a la casa de su hermana creyendo que ahí olvidaría toda esa historia. Se sintió mejor allá. La casa de su tía le encantó.
Un día la chica decidió dar un paseo. Había poco viento y su delgado vestido se pegaba a su silueta. Mientras caminaba por los pinos, sintió una corriente fría que recorrió su espalda se estremeció y quiso regresar cuando sucedió lo inevitable.
Un poder la tiro al pasto y destruyó su vestido. Lola empezó a gritar.
Luego decidió quedarse quieta ,sin intentar escapar, ya que sabia que nadie podía ayudarle. Mientras el siniestro espectro la poseía, vio como en sus pechos huellas de unos dedos que los apretaban. En esta ocasión el monstruo abusó más duro de ella y la chica no pudo soportarlo más:
-¡Auxilio! -lloro aterrada- ¡Auxilio! En ese momento escuchó a su hermano. Cuando el muchacho vio a su hermana tirada, mientras su cuerpo se contorsionaba, comprendió todo y enojado tomo un palo y corrió a su ayuda. Pero, se percato de que no podía golpearlo, no lo veía y le dio miedo lastimar a Lola.
-¡Déjala maldito bastardo! -gritó.
El aire se lleno de una terrorífica risa y los hermanos escucharon una voz que decía vulgaridades. Ella sintió que el agresor abandonaba su cuerpo.
Esta perra es mía -dijo- ¡Nadie más que yo puedo tocarla!
El hermano intuyó en donde se encontraba la bestia. Se escuchó un quejido el cual indicó que le había pegado, sin embargo escuchó nuevamente una horrible carcajada. El chico estaba desesperado, no veía y esa era su gran desventaja. De pronto, sintió un golpe en la espalda y su camisa se tiño de sangre.
El chico cayó el suelo y su rostro comenzó a cortarse por si solo, su hermana corrió a cubrirlo pero la aventó como si fuera una pluma. Después la bestia comenzó a golpear al joven que no podía defenderse hasta que lo dejó semiinconsciente. Le gritó a la chica excitado:
-¡Tu te vas conmigo maldita! ¡Todavía deseo jugar contigo!
El chico recordó que el mal siempre huye en presencia de algo divino entonces sacó un escapulario bendecido y se lo arrojo al ENTE.
Infernales aullidos y maldiciones se escucharon. Lola vio como la figura infernal aparecía. Era alto, como de dos metros, con una enorme cabeza y cuello grueso. Su cara era la de un animal demoníaco y sus anchas manos estaban cubiertas por un vello oscuro. El chico le enterró el palo en el estomago de donde emanó un hedor putrefacto. La bestia rugió y después se desvaneció en la nocturna niebla.
Fin.