Autor: J. David Guardado L.
El Cazador de Almas despertó. Parecía que por fin la noche había llegado.
¡Perfecto! -dijo el Cazador de Almas.
El Cazador de Almas salió de su cama y cinco minutos después ya recorría los callejones oscuros de la lúgubre ciudad vestido con un traje negro antiguo y un sombrero grande de ala ancha y una capa ambas también negras. Al Cazador de Almas le encantaba esta ciudad pues era el sitio ideal para empezar la cacería. El Cazador de Almas sabía que no tendría que esperar demasiado. Y estaba en lo cierto, no tuvo que esperar demasiado. Pronto encontró justo lo que buscaba. Al final del callejón encontró a tres hombres atacando a una mujer, la había estado violando. Yacía desnuda, golpeara e inconsciente en el suelo, el primer sujeto acababa de acabar, ya se había puesto el pantalón y otro mal viviente se preparaba para embestirla.
¡Alto! -grito el Cazador de Almas.
Todos voltearon rápidamente para poder ver al intruso. ¡Lárgate de aquí entrometido! -gritó el uno de los atacantes. Lárgate si aprecias en algo tu vida hijo de -decía otro de los violadores cuando fue interrumpido por el tercer mal viviente. Tengo una idea mejor. Hay que hacerle lo mismo que a la vieja -dijo el tercer mal viviente.
Si -contesto el primer mal viviente.
Disfrutaremos de él y después lo mataremos -dijo el segundo mal viviente.
En el rostro del Cazador de Almas apareció una sonrisa sarcástica. ¡Quisiera ver que lo hicieran! La escoria no es algo que me preocupe -afirmo el Cazador de Almas.
¡Ya veras! ¡Muere maldito bastardo! -dijo el primer de los mal vivientes sacando una navaja de su bolsillo.
El Cazador de Almas cerró los ojos y se concentro. La navaja que estaba apunto de tocarlo exploto en pedazos junto con la mano del primer atacante. El bastardo callo al suelo gimiendo y lanzando gritos de dolor. Los demás atacantes se quedaron inmóviles por la impresión. El Cazador de Almas se inclino ante su atacante, empezó a trazar extraños símbolos en el aire de repente el cuerpo de atacante caído se empezó a convulsionar mientras que por su boca salía algo que parecía un gas de alguna clase, sólo que este tenia un extraño brillo plateado. El Cazador de Almas inhalo el vapor que salía del cuerpo de su atacante y con la primera inhalación fue suficiente el cuerpo de su atacante se dejo de convulsionar. Los ojos del atacante se salieron de su órbitas y de repente dejo de moverse. Estaba muerto. Completamente muerto. El Cazador de Almas puso su mano encima del pecho del cadáver, donde se debía encontrar el corazón. Un extraño brillo de color verdusco apareció en la mano del Cazador de Almas y del pecho del atacante salió algo similar a una niebla, la niebla por unos segundo tomo forma humana y se disperso alrededor del Cazador de Almas. El Cazador de Almas extendió su mano y la niebla se condenso alrededor de su mano para segundo más tarde convertirse en un pequeño cristal de color oscuro, tal vez negro. Es difícil saberlo.
¡Maldito prepárate a morir! -grito el segundo atacante sacando una pistola de su cinturón, recuperándose del susto.
El Cazador de Almas lo miró por uno segundos.
¡Dispara si eso deseas! ¡De todos modos tu alma y tu vida ya se han condenado! -exclamo el Cazador de Almas sin mucha preocupación. El segundo atacante disparó repetidas veces contra El Cazador de Almas. Todas las balas alcanzaron al Cazador de Almas, entrando en su cuerpo, dejando heridas mortales en el mismo. Pero extrañamente ni una sola gota de sangre broto de las heridas del Cazador de Almas. De repente estas heridas se cerraron sin dejar rastro alguno. Ni siquiera en la ropa. De repente en el cuerpo de segundo atacante se abrieron heridas de balas, justo donde las balas habían herido al cazador de almas. El segundo atacante se llevo las manos a sus diversas heridas. Horrorizado por ver su propia sangre derramada. De repente su cuerpo se tambaleo y cayo al suelo. Pronto dejo de moverse. Estaba muerto.
El tercer atacante y violador saco su pistola y asustado tomó a la joven que todavía estaba en el suelo inconsciente. La pobre no podía darse cuenta ni saber lo que pasaba.
¡Da un paso más y la mato! -dijo el tercer atacante muerto de miedo, tanto miedo que ya a se había orinado y cagado.
La vida de la chica me tiene si cuidado -dijo el Cazador de Almas.
¡No te acerques más o la mataré! ¡Déjame ir y la dejare libre! -suplico con miedo el tercer atacante.
El Cazador de Almas se quedo inmóvil. El tercer atacante pensó que sus amenazas lo había logrado intimidar. Pobre, no sabía lo equivocado que estaba. De repente el Cazador de Almas levanto su brazo y lo señalo con un dedo. Con el dedo apunto a los brazos y piernas del tercer atacante y donde su dedo había apuntado apareció una estaca, dejándolo clavado en la pared del callejón. Todo esto mientras que la muchacha caía al suelo.
El tercer atacante grito de dolor.
¿Por qué me haces esto? ¿Es por la chica acaso? -pregunto el tercer atacante entre mucho dolor.
El Cazador de Almas río macabramente y respondió: No es por la chica. Es por tu alma. Esta tan corrompida que cualquiera puede hacer reclamo de ella.
Mi alma es como la de cualquiera - gritó el tercer atacante entre dolor y dolor.
¿Eso crees? -contesto el Cazador de Almas- Entonces ve las profundidades de tu propia alma.
Todo se volvió de repente oscuro para el tercer atacante y se sintió arrastrado por alguna fuerte y desconocida fuerza. De pronto el tercer atacante se vio a si mismo cayendo en una especie de abismo. Intento gritar pero nada salió de su garganta. De repente entendió lo que el Cazador de Almas quiso decir. Todo dejo de ser abismo para mostrarle una fosa con un olor putrefacto. Donde un ser horripilante destruía todo bañando todo con una sustancia fétida que corroía todo como el ácido más poderoso. Todo en ese lugar era repugnante. De repente la criatura horripilante vomitó esa sustancia ácida sobre él.
De repente el tercer atacante volvía estar clavado en la pared de callejón como si todo lo que había visto hubiera sido un sueño. Pero al siguiente segundo empezó a sentir como si su cuerpo ardiera, aumentando así el dolor que ya sufría. De pronto su cuerpo se empezó a derretir, trozos de carne y órganos se desprendían de su cuerpo y caían al suelo. Y así continuo derritiéndose hasta que lo único que quedo fue un charco de una sustancia fétida que corroía como el ácido. El Cazador de Almas extendió ambas manos hacía el frente de repente de la charca de ácido y del cuerpo del segundo atacante salió un extraño brillo de color verdoso y después algo similar a una niebla, la niebla por unos segundos tomo la forma de los segundo y tercer atacante para después ambas figuras de niebla dispersarse se disperso alrededor del Cazador de Almas. El Cazador de Almas extendió sus manos y la niebla se condenso alrededor de cada una de sus manos y en cada una de sus manos apareció un cristal de color oscuro como la noche. Junto los tres cristales que tenia en una sola mano y miro dentro de ellos. Puedo ver en cada cristal el alma de cada uno de sus atacantes.
¡Perfecto! ¡Ha sido una noche de caza estupenda!-dijo el Cazador de Almas mientras cubría el cuerpo de la joven con su capa y se retiraba. Si la chica tenía suerte tal vez alguien la encontraría. Bueno eso no era su problema. Pronto tendría suficientes almas como para tener el poder del mismo infierno. Pronto él antes un simple mortal sería un dios y no había nadie que pudiera detenerlo. Todo esto gracias a las almas que había logrado reunir durante siglos y a su gran conocimiento en las artes prohibidas y las fuerzas de lo oculto. Cuando era un muchacho 600 años atrás se intereso por el estudio de estas fuerzas y así se encontró aprendiendo cada tipo de arte oculto desde la magia negra hasta el difícil arte de la necromancia. Pero su triunfo más grande fue sobrepasar los conjuros del más poderosos de los libros místicos el “Necronomicon”. Este libro estuvo bien para empezar pero hoy 600 años después los conjuros contenidos en este libro para él no son otra cosa que sólo un grupo de hechizos patéticos. Él podía robar las almas y las vidas a su antojo. Podía dominar el mundo de los Muertos y el de la Vida con suma facilidad. Incluso había podido encerrar a varios demonios justo como lo acababa de hacer con las almas de aquellos 3 infelices. Pero cazar un alma corrupta siempre era lo más fácil y productivo. Mientras más pura sea el alma de la persona más difícil es cazarla, atraparla y dominarla pues su pureza es una especie de defensa. Además no vale la pena pues es el lado oscuro de las almas lo que le da la fuerza para tener la vida eterna y poder ilimitado. Pronto tendría todas las almas que necesite pues el mal siempre vive en los corazones de los hombres sólo es cuestión de esperar el momento justo.
El Cazador de Almas empezó a reír macabramente mientras él se perdía en la profundidad de la noche.
FIN