PSICOERÓTICO
Este día se realiza algo que he estado esperando por tanto tiempo. Es un deseo tan anhelado, tan profundo, que aún me parece increíble que sea cierto, que hoy pueda hacerse realidad. El hecho de tenerte, de tomarte al fin entre mis brazos y cuidarte, demostrarte cuánto te quiero. Sí, esta noche serás mía, totalmente, sin límites. Voy a poseerte, hacer todo tu cuerpo tan mío. Vas a conocerme, a saber quién soy de principio a fin.
Sé que no te lo esperas, porque después de todo ¿quién puede esperar algo así?. Pasarás caminando como siempre, a esta hora del día, tranquila y despreocupadamente por la acera de enfrente, al regresar de tus clases de Inglés. Esta mañana he intentado platicar contigo en la escuela, en la clase de Filosofía, y finalmente lo he decidido. Lo sé. Aún puedo escucharte, aún se mueven tristemente en mi cabeza las imágenes y tus palabras.
¡Entiéndelo, no puedo corresponderte!. Sí, claro que entiendo, cómo se me pudo ocurrir ¿no es cierto?, cómo pude ser tan ingenuo al pedirte que caray, habrás pensado que soy un imbécil, pero ya te darás cuenta esta noche que estás equivocada, que todos han estado equivocados con respecto a mí. ¿Sabes? Me habría gustado tanto que fuera de otra manera, sí esto, que el hecho de entregarme tu amor, representara en tí un acontecimiento inolvidable, el más increíble, el acto supremo y más maravilloso de tu vida. Así, el disponer de tu cuerpo y de tu alma con la plena consciencia de tí misma, con tu aceptación. Pero no, te has empeñado en repetirlo esta mañana. ¡Entiéndelo, no puedo corresponderte!. Habría sido tan diferente, de una manera lenta, pausada, tan hermosa como frágil, cuidándote, amándote sin condiciones, sin golpes para callar tus gritos. Y habría sido tan tierno y apasionado que no lo creerías. Yo, el retraído de la clase, el tímido, el callado, el que todos ven y que en realidad nadie conoce. Pero te has burlado de mí, de mis sentimientos; te has marchado después sin más explicaciones, y así te haré conocerme de otra forma, como tampoco lo has imaginado, con los adorables y violentos excesos de locura que como todas las personas, también soy capaz de mostrar. Con esa parte de mí tan incongruente que tanto me envilece y me denigra. No, jamás lo hubieras hecho. Al menos no de ese modo.
Sé muy bien que alguien, en algún lugar del mundo me escucha. Alguien debe estarme escuchando. Lo sé. Esta historia pronto deberá convertirse en un extraño testimonio de mí mismo, de lo que he sido hasta hoy. Sé que un día dará la vuelta al universo. Por eso escribo, sin pensar demasiado en que quizá alguna vez las cosas cambien; escribo ahora que difícilmente me van brotando las palabras, al tiempo que las lágrimas me permiten aún seguir inmerso en este caos. Van, corren, llegan y retroceden las razones para avanzar, y a la vez, para no continuar caminando. Como un manantial que se pierde en el desierto, entre las ruinas de un mundo en decadencia, y la imposibilidad de hacer algo más que nos despierte. Escribo tal vez sin saber que nada será igual de ahora en adelante, y sólo buscando que alguien entienda. Sé también que nadie puede entenderlo. En realidad no es tan difícil, es sólo que de no hacerlo, todo seguirá siendo lo mismo. La misma basura, la misma porquería regada por las calles de esta humanidad tan nuestra. Estamos tan distraídos y absortos en el dolor del olvido, ocupados por cosas que poco importan. Este mundo tiene que reaccionar al saber de mí, de lo que he hecho. Lo sé. Deberá terminarse de una vez y para siempre, todo este alucinante movimiento en que vivimos inmersoses por eso que debe ser así. Debe ser mía. Esa debe ser la señal. Esta noche, esta noche a como dé lugar. No importa lo que ocurra después. No tarda. Ya no tarda. Siempre toma el urbano de las 9:15 PM.
Sé bien que en adelante tu vida estará arruinada, marcada con un nombre que te dará terror recordar: LUIS. Y sé que te acordarás. ¡Ah, vaya que te acordarás!. Sé también que me odiarás con todas las fuerzas de tu alma. Perdóname. El deseo ha sido más fuerte que la voluntad misma de no hacerlo, y siendo la emoción esa increíble energía que tanto nos llena, que más domina nuestros actos, pues yo estoy habitado por un maldito demonio emocional que recorre de punta a punta las coordenadas de mi ser, la plenitud de mi consciencia, y la hace vulnerable. En verdad perdóname. Trataré de no lastimarte demasiado. Será sólo para calmar, para disminuir de alguna forma todo este calor que me está consumiendo, que me está matando. ¿Sabes? será tan difícil para mí el no volver a verte. Sí, ya sé que soy un asco. Tus ojos me lo dicen, tus ojos aterrados. Sé que no entiendes. Soy tan repugnante ¿no es cierto?. No te preocupes, me entregaré de inmediato una vez hecho lo que tengo que hacer. No haré más daño. No, no, no me mires así, no soy un cobarde. Simplemente te amo, ya te lo dije en la mañana, en la clase de Filosofía. Te pedí un tiempo para conocernos. Y te burlaste de mí.
Ahora debe ser así. Te necesito maldita sea, te necesito tanto
No soy nada y soy eterno
eterna impotencia oscura
voz que se pierde en susurro
alma que almas enluta
¿Lo ves?… ya pasó. Ya todo terminó. En este momento estás aquí, a mi lado, a lo largo de tí misma, y descansando. Sintiendo el frío de la noche, la lluvia que ha comenzado a caer sobre nosotros, cuando todo está tan quieto y en silencio. Sólo que existe algo en la atmósfera que no termina de agradarme. Es como un cuadro inconcluso, una historia que no debía terminar así. No, en mis sueños no permanecías de esta manera, tan inmóvil, como pensativa, con el rostro desencajado, enmarcado por el horror. ¿Por qué?. ¡No! ¡No! ¡No era así!. Al contrario, sonreías, estabas llena de vida y decías quererme como a nadie. No en mis planes no entraba esto, pero también tuve que hacerlo. Perdóname. Es que no logré entenderte. Dijiste que me amabas ¿por qué? sí, ¿por qué lo hiciste?. Lo dijiste al fín ¿recuerdas?. ¡Me lo repetiste más de una vez entre los sollozos mezclados con mis besos en el momento más exacto que entraba en tí con mi cuerpo, al instante justo de violarte, de desgarrarte apasionadamente y con torpeza el alma y los sentidos!. Sí, no puedo saberlo ya ya no. Hace unos minutos, no sé si porque en verdad lo sentías, o como una última alternativa desesperada, lo has dicho, has aceptado mi amor, mi ser confundido entre las risas, voces y carcajadas (mías, por supuesto) y uno que otro estallido de bala que comienza a reventar mis sesos, sin comprenderte todavía. No entiendo, en verdad que no entiendo. Es un disparo que rompe repentinamente el silencio de este día que ya comienza, que se desvanece lentamente para mí.