Satán y los Imbéciles
—Tezcat—
Uno de los más sutiles conocedores de la psicología Diabólica entre los modernos era Paul Valéry, que era cartesiano y, además poeta.
“…El Diablo dijo: ‘Aquél que no era lo bastante inteligente para que yo me preocupase por él. Era un pobre de espíritu. Era tan bestia que me ha vencido! Seducir a un imbécil, vaya problema! Éste no ha comprendido en lo más mínimo mis Tentaciones” [Mau Vais Pensées, página 95].
La observación es aguda y bastante maligna. Ante todo Valéry hace una caricatura del Diablo que, a pesar de su famosa astucia, se declara impotente ante los imbéciles. Las Tentaciones ineficaces a las cuales alude el autor de Ebauche d’un Serpent, son probablemente las intelectuales, las que hacen sucumbir las mentes más altas. Pero para los imbéciles hay otras, más groseras y bestiales que el Diablo puede usar, con menor fruición quizás, pero con la certeza de la victoria.
El pensamiento de Valéry, empero, es bastante más Diabólico de lo que parece a simple vista. Valéry quiere insinuar que los incólumes a las Tentaciones, o sea los “pobres de espíritu”, que cree con “santa simplícitas” y guardan intacta la fe, son los imbéciles, que se salvan de las insidias de Satanás sólo porque son imbéciles.