Satanismo y Moralidad
—The Watcher—
Como nunca me cansaré de repetir, (aunque pensándolo bien, ya está comenzando a hartarme) la influencia predominantemente negativa que tiene el Satanismo sobre los jóvenes, (ya que habitualmente se relaciona con alcohol, drogas, muerte, y —gasp!— heavy metal,) no es Satanismo verdadero.
En vez de éso, es una reacción típicamente Cristiana que que se ha transformado, o más bien, que han proyectado, como un rechazo completo de la represión, hipocresía, e irrealidd del mismo Cristianismo, el cual ha fracasado, como sistema —o como me decían el otro día, como “ethos” —que ofrezca un modelo positivo y ejemplar. Es normal que muchos jóvenes se hayan vuelto a lo que ellos perciben como lo “opuesto” al Cristianismo— es decir, se convierten en ‘adversarios’ de la propia doctrina Cristiana, como una forma de rebelión. Teniendo en cuenta que el heavy metal, en todos sus géneros, es la única forma de “Satanismo” que es fácilmente asequible para la mayoría, es comprensible que los rebeldes y los alienados, los aburridos y los descontentos, armen su propio “Satanismo” , basándose en el tipo de “información” que reciben de los medios de comunicación ( o sea, ven un programa como “Encuentros”, o “El Show de Cristina”, y piensan ‘conque esto es lo que hacen los Satanistas!’ y voilà! Arman una secta!), y muchas bandas de metal ni siquiera sean seguidoras del verdadero Satanismo. Ya que lo que es promulgado por el heavy metal, es la “antítesis” del Satanismo. Es más, muchas enseñanzas y valores negativos le son inculcados a nuestra juventud a través de las enseñanzas del Evangelio, que a través de Satán:
“No hagáis tesoros en la Tierra; no os preocupéis por vuestras vidas, que váis a comer, o que beberéis, ni por vuestro cuerpo, que os pondréis; si un hombre viene a mí, y por mí no deja a su padre y su madre, y esposa e hijos, y hermanos y hermanas, y su propia vida, no puede ser discípulo mío.”
¿Acaso no son éstas enseñanzas nihilistas, que niegan la vida, parecidas, por lo menos en su actitud, a la irresponsabilidad y la negatividad promulgada por el heavy metal u otros modelos de expresión, de los cuales la juventud está sacando sus conceptos erróneos de “Satanismo”? Y por qué es que se tragan esos conceptos de “Satánico”? La respuesta se debe a que los Cristianos han estado definiendo qué es el Satanismo desde los días de kramer y Sprenger (autores del ‘Malleus Malleficarum’) Los Cristianos han formulado su concepto de Satanismo, que es del mismo tipo que ofrece el metal, y a su vez adoptado por una juventud desilusionada y alienada. Es el mismo tipo de “Satanismo” que, irónicamente, es paralelo al Sermón de la Montaña: un abandono antisocial de la lealtad familiar, las responsabilidades, la apariencia personal y la previsión del futuro. Este es precisamente el camino por el cual han estado transitando muchos jóvenes al “no preocuparse por el mañana”, como dicen los Evangelios. El resultado? Una apariencia dejada y descuidada y una visión nihilista por parte de antos y tantos jóvenes, pero que no tiene NADA que ver con el Satanismo.
MORALIDAD SATÁNICA
Este subtítulo puede parecer una auto-contradicción, ya que la imagen popular del Satanismo es la de la anti-moralidad, o amoralidad. Sin embargo, el Satanismo verdadero enseña la ‘divinidad’ del Yo, del ego, el Satanista como la ‘más alta encarnación de la vida humana’, como escribió el Dr. LaVey; correspondería al concepto Nietzschiano del “Superhombre”, tan urdamente tegriversado por los Nazis. Un Ritual Satánico, conocido como ‘Das Tierdrama’, declara: “El Hombre es Dios, Dios es el Hombre”.
Haciendo referencia a las propias Escrituras Judeo-Cristianas, cosa que por cierto no suelo hacer, se puede encontrar la confirmación de la divinidad del hombre como la premisa fundamental del Satanismo: “seréis como dioses” fue la promesa de Satán a la humanidad, según la leyenda del Génesis, por la cual la humanidad fue separada de su amo Yahvéh/YHWH/Jehová, ya que el temía que “el hombre se ha vuelto uno de nosotros, pues se hizo juez de lo bueno y lo malo. No vaya ahora a alargar su mano y comer del árbol de la Vida, pues al comer de éste árbol viviría para siempre”. Es decir, qué egoísmo! Puesto que el punto cardinal del Satanismo consiste precisamente en la divinidad del hombre, o más precisamente, la divinida potencial que se haya en cada humano, y que se manifiesta cuando el individuo se haya en un nivel superior al de la masa, es decir, va más allá de sí mismo, como diría Nietzsche, lo cual implica tener un fuerte criterio moral, el cual queda mejor si lo catalogamos como una ‘moralidad del fuerte’.
La primera de las Nueve Afirmaciones Satánicas declara: “Satán representa indulgencia, en vez de abstinencia”. Esto es, indulencia de los impulsos más primarios y fisiológicos del hombre, así como otros estímulos, en el cual incluimos hambre, sed, sexo, sueño y autoconservación, es decir, rechazar el dolor, experiencias dolorosas, etc. en primer lugar, y la necesidad de estímulos, actividad, exploración, curiosidad y contacto, en segundo lugar. La represión de tales impulsos, y pulsones, (muchos de los cuales son llamados ‘pecados’ por el Cristianismo) conducen a un aberrante comportamiento psico-social, siendo algunos ejemplos la auto-flagelación monacal, la histeria de masas tan común en los conventos, y el acoso sexual a monaguillos por parte de sacerdotes los cuales, según estadísticas recientes, ha llegado a proporciones epidémicas en los últimos años.
La Octava Afirmación Satánica “Satán representa todos los así llamados pecados, siempre que lleven a la gratificación física, mental o emocional” está de acuerdo con el veredicto de la psicología y otras ciencias, bológicas y sociales. La gratificación de tales impulsos y pulsiones, tal como es vista por el Satanismo, no significa falta de voluntad y de auto-control y exaltación de toda debilidad en nuestro ser. La dicción, o el uso excesivo de tabaco, alcohol o drogas NO es satisfacer esos impulsos primarios ni son costumbres saludables, sino que es abusar de uno mismo, y autodestruirse, por lo tanto, una contradicción a la ley natural, minar la voluntad, y la fuerza física y emocional de un individuo que busque su potencial divino, que se puede alcanzar con la Voluntad de Poder, autodisciplina y bienestra físico, y además es una negación de los instintos de supervivienvia, innato en cada organismo. Así pues, la mayoría de la juvenud en el mundo Occidental, especialmente aquellos que autodenominados “Satanistas” seguidores del heavy metal, están disipados por las drogas y el alcohol y tabaco, dejados en su apariencia, embotados y estancados. No se “preocupan por el mañana”, como se les inculcó desde pequeños; no “cortan ni prestan el hacha”, es decir, no son creadores. Muy alejados del concepto de Satanista que tenía el Dr. LaVey ‘con la fuerza de Satán moviéndose en su carne’, alejándose orgullosamente de la masa, para manipularla a su antojo (ya que ésos “Satanistas” SON parte de la masa!) hasta que, en todo su esplendor, puedan proclamar: ‘Soy un Satanista, la más alta encarnación de la vida humana!’
Ciertamnte, el concepto anterior NO se parece en NADA a estos perdidos jóvenes “Satanistas”, sin nada de orgullo, fuerza, ‘esplendor’ Voluntad de Poder, autodisciplina; borrachos y ‘trabados’, e igualmente intoxicados por un ruido repetitivo, parecen zombies. Esos “Satanistas” viven en contradicción de todo lo que es de verdad Satánico, a saber:
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El ORGULLO de Lucifer, un orgullo que no permite el conformismo ni el ser condicionado por los gustos y las modas de la masa, ni el rebajamiento de los estándares personales de conducta y comportamiento.
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Una sed insaciable por el CONOCIMIENTO y el SABER, el principal ‘motor’ o ‘estímulo’ que tienela humanidad; como Prometeo, como Satán, tal como se muestra en la leyenda del Génesis; como se muestra en la leyenda del Dr. Fausto.
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La INDIVIDUALIDAD de Satán, el gran Adversario, que no se inclina ante ningún tirano, incluyendo el mismo YHWH.
Orgullo, Sabiduría, Individualidad, son los tres pilares sobre los que puede ser construida la “moral Satánica”, una moral proclamadora de la vida, que confronta todos los valores de nuestros días, con su trivialización de la vida, gustos masivos, conformidad y sumisión ‘rebañera’. Una moral Satánica que demanda del individuo una fuerza férrea tanto física, mental y de voluntad, las mismas cualidades que hace mucho tiempo habían sido necesarias para la supervivencia y la evolución de toda especie, las cualidades que hoy harían del Satanista ‘la más alta encarnación’ de la vida humana’.